CRÓNICAVisto 2053 veces — 21 septiembre 2021

Aves, crías de lobos marinos, reptiles, llamas, alpacas, chinchillas, zorros y ganado son depredados por jaurías. Académico de la Universidad de Antofagasta apunta a la irresponsabilidad de los seres humanos.

La imagen de un perro atacando ferozmente a un pelícano en el Terminal Pesquero de Mejillones, viralizada el fin de semana a través de redes sociales, evidenció nuevamente la seria amenaza que representan estos animales para la fauna silvestre local.

La foto pertenece al archivo del doctor Carlos Guerra Correa, director del Centro de Estudio y Educación Ambiental (CREA) de la Universidad de Antofagasta, quien a través de su publicación quiso sensibilizar sobre un problema que, pese a todos los llamados, sigue afectando a distintas especies, algunas de ellas en peligro de extinción.

“Esa foto muestra que los perros, si no están al cuidado de una persona responsable, pueden transformarse en una tremenda amenaza para la fauna silvestre. Ellos muchas veces no atacan por una necesidad de comer, sino que por el instinto de matar a otros animales. Hace un tiempo en la comunidad Ayllu de San Pedro de Atacama un perro ingresó a una parcela de un amigo agricultor, mató a todos los conejos y no se comió a ninguno. Ellos cuando matan entran en un éxtasis similar al que tiene todo animal salvaje en sus genes”, explicó el mismo Carlos Guerra.

Entre las principales víctimas de los perros están aves de todo tamaño, crías de lobos marinos, pequeños reptiles, llamas, alpacas, chinchillas, zorros, conejos y en general todo aquel animal que despierte sus instintos depredadores, incluyendo cabras, ovejas y ganado.

Guerra incluso tiene en sus registros la imagen de un perro alimentándose de una cría de lobo marino en la Península de Mejillones y comenta que pescadores han presenciado y filmado perros que nadan hasta los islotes cercanos a ese lugar para cazar a estos animales y devorarlos.

GAVIOTÍN

En la Fundación para la Sustentabilidad del Gaviotín Chico conocen muy bien el impacto que pueden tener los perros cuando entran en contacto con la fauna silvestre.

“De todos los nidos depredados en las colonias reproductivas de gaviotín chico de la región durante la última temporada, el 30% correspondió a ataques de perros. En la localidad de Michilla tuvimos la mayor pérdida de nidos, pues allí en el 40% de los nidos depredados hubo intervención de perros”, explica Alberto Rivera Olmedo, biólogo marino y director de la Fundación.

Rivera explicó que los perros, además de mermar las poblaciones silvestres, alteran los ciclos naturales de las especies y son importantes transmisores de virus y parásitos.

“En cuanto al gaviotín, está comprobado que los ataques generan perturbación en el ciclo de descanso y crianza de las aves, porque ahuyentan a los padres y pueden generar abandono del nido. Nosotros hemos visto diezmada la población de pollos recién nacidos que siguen siendo alimentados por sus padres, es decir, el impacto es muy grande”, dijo.

TENENCIA

El doctor Carlos Guerra responsabiliza de este problema a las conductas irresponsables de los seres humanos, que abandonan a los perros en entornos urbanos o silvestres, y advierte que desde la legislación tampoco se ha sabido dar respuesta a este problema.

Por ejemplo, plantea que la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía no se hace cargo de los llamados “perros comunitarios”, es decir, aquellos que no tienen un dueño específico, pero habitan asentamientos humanos, como las caletas.

“Se debe mejorar el concepto de perro comunitario en la ley, porque se transforma en un animal de todos, pero a la misma vez de nadie. Estos animales no deben andar sueltos, porque cuando andan solos y en manada son muy peligrosos”, cierra el biólogo marino.

Alberto Rivera también tiene una posición crítica respecto a la citada ley, asegurando que la norma no da una respuesta completa a la fauna silvestre que es afectada por ataques de perros.

“Nosotros identificamos a los perros que están depredando nidos, los atrapamos, vemos si tiene dueño o no, y -si no lo tiene- se registra por chip y se esteriliza; pero a continuación tenemos que devolverlo al medio donde lo capturamos, y entonces vuelve a tener las mismas conductas. Por eso planteamos que la ley no se hace cargo completamente del tema”, señaló.

Rivera explicó que en Mejillones la fundación está haciendo un trabajo con la ONG Alma Animal promoviendo la tenencia responsable y la adopción de mascotas para reducir la población de perros sin dueño, pero añade que al menos en el caso del gaviotín chico, el nivel de amenaza es tal, que se requieren medidas más urgentes.

 

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