CRÓNICAVisto 4931 veces — 22 julio 2022

Siendo sinceros… ¿Quién no pasó horas de su infancia (o actual vida cotidiana) jugando al bingo? No hay dudas de que este juego de azar tiene un lugar especial en el corazón de muchísimas personas, ya sea por recuerdos de la infancia o buenos momentos disfrutando con amigos o familia.

Como bien sabemos, el bingo no es para nada un juego moderno y, a través de los años, tuvo algunos cambios dependiendo del tipo de sociedad que estuviera disfrutando de este juego en determinado momento.

Por supuesto, la tecnología tuvo mucho que ver con estos cambios, creando así un estilo de bingo exclusivamente online pero igual de divertido que el tradicional, pero claro que se tuvo que recorrer un largo camino hasta llegar al video bingo online que conocemos a día de hoy, en el que suele sumarse alguna apuesta.

Pero antes de adentrarnos a la historia de este juego de azar tan popular, empecemos por recordar qué es y cómo se juega:

Un juego atemporal

El bingo es un juego de azar el cual consiste en un bombo que contiene una determinada cantidad de bolas numeradas en su interior. Cada jugador debe tener un cartón que contiene números al azar escritos en él. Una persona estará destinada a ir sacando las bolas del bombo una a una, y a la vez que hace esto, debe decir los números que salen en voz alta para que los jugadores puedan oírlos claramente. Si un jugador tiene determinado número que salga del bombo, deberá marcarlo en su cartón, y así sucesivamente hasta que uno de los jugadores logre completar su cartón y grite ¡bingo!.

Existen cuatro variedades típicas de bingo: 90 bolas, 80 bolas, 75 bolas y 30 bolas.

Primeros años

Si bien existen varias teorías (algunas de estas, afirman que el bingo tiene sus orígenes en Roma) la más aceptada es que este juego procede de la Italia del siglo XVI. En este momento y lugar se jugaba un tipo de lotería llamada Lo Giuoco del Lotto D’Italia. Esta se jugaba con todos los conocidos elementos que empleamos en el bingo: cartones con números, bombo y bolas también numeradas.

Esta divertida lotería no tardó en expandirse por el resto de Europa, pero no fue hasta inicios del siglo XX, con su llegada a Norteamérica, que logró fijar una gran popularidad a nivel mundial.

En Estados Unidos se acostumbró a jugar este juego tapando los números con alubias (“bean” en inglés), por este mismo motivo, pasó a llamarse Beano.

Se dice que un empresario neoyorquino organizó una partida de Beano para jugar junto a sus amistades. Fue en este encuentro donde, mientras se llevaba a cabo el juego, uno de los jugadores confundió el nombre del mismo y en lugar de gritar “Beano!” gritó “Bingo!”

De esta manera nacía el nombre actual del reconocido y amado Bingo. Juego que fue (y sigue siendo) uno de los más queridos por miles de familias alrededor del mundo.

 

 

 

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