SALUDVisto 1985 veces — 22 abril 2015

Durante el invierno nuestra piel está expuesta al frío, al viento, calefacción y a la contaminación, lo que puede ocasionar daños a largo plazo en el órgano más grande del cuerpo. Nuestra piel no sólo nos protege del medio ambiente, sino que cumple la función de hidratar los órganos internos, es por esto que la importancia de cuidarla no sólo responde a un factor estético, sino que a uno relacionado con la salud.

La cosmetóloga y masoterapeuta del Acqua Spa del Hotel Radisson Concón, Claudia Gálvez, asegura que durante los meses invernales “la auto protección de la piel disminuye significativamente ya que el ambiente árido que se forma en los espacios con calefacción hace que la piel se reseque. Esto hace que necesitemos hidratación extra en las capas superiores”.

El frío contrae los vasos sanguíneos al intentar mantener el calor interno, provocando que la piel reciba menos oxígeno y nutrientes, explica Gálvez. “La epidermis está prácticamente indefensa ante el frío, el viento, la sequedad, los rayos UV y los contaminantes a los que se expone. Las consecuencias pueden ser, entre otras, la sensación de tirantez, la descamación y el prurito. La piel se vuelve pálida, frágil y se agrieta”.

Para poder limitar el daño a la piel durante el invierno la especialista entrega 9 tips:

1. La temperatura del agua. Que la ducha no sea caliente, sino que tibia ya que el agua a temperaturas muy altas daña las capas protectoras de la piel. “Aunque a muchos les guste convertir la ducha en una sauna, es más saludable para la piel el agua tibia”, dice Gálvez.

2. Exfoliar. Basta con frotarse –suavemente- con un guante de crin húmedo por todo el cuerpo -excepto cara y el pecho- de esta forma ayudamos a eliminar las células muertas. Para apoyar este esfuerzo se puede recurrir a cremas exfoliantes o remedios caseros como un puñado de sal gruesa con aceite de oliva.

3. Secado delicado. Para eliminar el exceso de agua la recomendación no es refregarse con una toalla, sino que dar pequeñas palmaditas a lo largo del cuerpo con esta.

4. Atención especial a los labios. Los labios requieren especial atención ya que están siempre expuestos y son sumamente frágiles, esto gracias a su estructura lipídica y que no contienen sebo, lo que hace que no tengan protección natural ante el frío. Para evitar grietas, despellejamiento y otros problemas, la solución es utilizar labiales hidratantes y re-estructurantes. Especialmente efectivos son los a base de ingredientes naturales como la miel cicatrizante, las plantas protectoras y los extractos nutritivos de pomelo.

5. Capas protectoras. Lo común es que nos abriguemos con bufandas y guantes, pero nos olvidamos de abrigar nuestro rostro. Para luchar contra los ataques atmosféricos se recomienda usar cremas generosas en biolípidos provenientes de aceites vegetales con propiedades calmantes y nutritivas.

6. Humectar. Es necesario que la piel recupere su rol de barrera y sus estructuras esenciales. Esto se obtiene mediante la aplicación de sustancias humectantes en forma de cremas de aplicación diaria de alta composición lipídicas que evitan que el agua de la piel se evapore (ácido hialurónico, vitamina F, escualenos, ceramidas).

7. Limpieza diaria. La limpieza de cutis debe ser diaria. No obstante, conviene elegir productos suaves que no dañen una piel ya castigada por el frío.

8. Dieta equilibrada. Beber suficiente agua, comer sano, ingerir grandes cantidades de frutas y verduras frescas, eliminar alimentación alta en grasas saturadas, reducir el azúcar blanca o sustituirlo por azúcar de caña integral/melazas u otros endulzantes naturales y reemplazar los productos refinados por integrales, son algunos de los consejos importantes para la salud en general y la piel. Todo esto contribuye para disminuir las carencias nutricionales que aceleran la sequedad y la pérdida de elasticidad.

9. Fuera tabaco y alcohol. Ambos actúan como favorecedores de la deshidratación de la piel y restringen la vascularización del cutis, lo que puede provocar rosácea. También es importante restringir el consumo de cafeína ya que es diurética, lo que significa que acelera la pérdida de líquido de la dermis. “En invierno conviene beber más líquidos para cuidar la piel, pero no del grupo anterior”, explica Gálvez.

La piel madura tiene menos capacidad para retener la humedad, por lo que hay que extremar los cuidados dermatológicos en invierno a partir de los 40 años. Para evitar la deshidratación conviene usar una crema con agentes humectantes, como la glicerina, la urea o el lactato sódico, que alivian la sequedad de la piel, y con agente oclusivos, como la lanolina, los aceites minerales o el ácido hialurónico, que evitan la pérdida de agua natural.

Tratamientos recomendados

Faciales: Terapias de higiene facial e hidratación que permitirán renovar y refrescar el rostro, liberando a la piel de los efectos de la contaminación, residuos de cremas y maquillaje.

Corporales: Terapias de higiene corporal de exfoliación ayudan a su cuerpo a deshacerse de impurezas recogidas de meses de verano. Básicamente el propósito es renovar la capa superior de la piel y extraer las impurezas de su interior.

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