CULTURAVisto 2283 veces — 27 agosto 2019

Este miércoles 28 de agosto, a las 16.30 horas, en el Auditorio del Ministerio de Vivienda, ubicado en Jorge Washington 2551, Antofagasta, será la cita a este importante coloquio. La entrada es liberada y no requiere inscripción previa.

Gabriel Salazar, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Historia (2006), y es uno de los más destacados exponentes de la historiografía social y política contemporánea del país, lo que ha permitido identificar a diversos actores sociales que aquella historia clásica los oculta. Salazar se autodefine como ‘un historiador social, crítico y de izquierda, pero no marxista’, cuyo objeto de estudio está puesto en aquellos sectores populares más marginados y no necesariamente en las clases dirigenciales de élite.

Según el investigador social, el concepto clásico y político de liderazgo le parece “ambiguo, porque si lo miramos históricamente, no en función de definiciones que podrían ser idealistas o idealizadas, el liderazgo tiende a ser personal, tiende a ser un individuo”, ya que se le atribuyen ciertas capacidades o cualidades al mejor estilo de un comandante, un caudillo o un héroe social, explica Salazar.

Aunque el historiador agrega que es válida la acción de liderar hacia un destino colectivo, aquello pierde su efectividad cuando éste no interpreta el sentir de sus seguidores o no se manifiesta como “el portavoz de los sentimientos de su pueblo”.

Para Alejandro Sandoval, Director Ejecutivo de Grupo Impulso, esta iniciativa es “una gran oportunidad de aprendizajes y reflexiones sobre el pasado histórico de nuestro país y una importante lección para quienes son líderes o lideresas sociales, comunitarios y sindicales, especialmente, porque será un encuentro con una figura de renombre mundial en el estudio de la historia social chilena del siglo XX”.

Historia de liderazgos

Salazar acota que el Chile, entre 1918 y 1925, conoce de liderazgos que emergen a través de diversos movimientos sociales, con la Federación Obrera de Chile (FOCH) y Luis Emilio Recabarren a la cabeza, estudiantes autodenominados ‘ácratas’, profesores, empleados públicos, hasta un sector de los industriales, con una sola idea fija “ellos tenían que legislar y dictar leyes”. Fue el momento histórico en que el pueblo soberano decidió lo que debía ser el Estado y sus leyes, relata el Premio Nacional de Historia.

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