CRÓNICAVisto 3225 veces — 22 enero 2022

El doctor en oceanografía biológica, Marcelo Oliva, es parte del grupo que logró el hito científico como parte de la misión “Atacama Hadal”, cuyo objetivo es investigar la fauna que habita a grandes profundidades y “mapear” el fondo marino.

A través de Twitter, se confirmó uno de los hitos científicos más importantes del último tiempo: A las 11:45 horas del jueves 20 de enero, el sumergible “DSV Limiting Factor” tocó fondo en la Fosa de Atacama, a 8.062 metros de profundidad.

A bordo dos personas. El académico de la Universidad de Concepción, Dr. Osvaldo Ulloa, director del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), y el explorador estadounidense Víctor Vescovo, quienes de esta manera se convirtieron en los primeros seres humanos en descender al punto más remoto de los océanos.

La expedición que lo hizo posible lleva por nombre “Atacama Hadal” y está integrada principalmente por científicos del IMO, entre quienes figura el investigador y académico de la Universidad de Antofagasta, doctor Marcelo Oliva.
Los 38 tripulantes y 14 científicos que componen el grupo partieron el martes en el “DSSV Pressure Drop”, rumbo a la Fosa de Atacama cuya profundidad máxima se encuentra frente a la ciudad de Antofagasta.
Esta es la segunda aventura de este tipo que realiza el equipo, sin embargo, en esta oportunidad, se cuenta con el sumergible “DSV Limiting Factor”, lo que permitió el descenso, por primera vez, de seres humanos al fondo del abismo.

MISIÓN

El doctor Marcelo Oliva comentó que el objetivo central de la misión es complementar la información obtenida en la expedición del año 2018, y sumar la captura de algunos peces gracias a un sistema de trampa. “Además, gracias a la tecnología del barco, haremos un mapeo del fondo marino para el proyecto IDOOS, que busca establecer el primer sistema de observación anclado en el océano profundo, para estudiar aspectos físicos, químicos y biológicos de esa zona, así como el desplazamiento de las placas tectónicas”.

Oliva agregó que para la Universidad de Antofagasta “es un orgullo participar en este hito mundial de la investigación marina”.

Rubén Escribano, subdirector del IMO, señaló que esta expedición tiene relevancia mundial, pues cualquier nuevo organismo vivo que se encuentre a esa profundidad es de mucha importancia para la ciencia. “Es como ir a otro planeta prácticamente. Queremos hacer tres o cuatro inmersiones hasta los 8 mil metros, en el submarino van dos personas: un piloto altamente especializado y un científico chileno”, precisó.

“Es una oportunidad única y estamos muy ansiosos, pues hemos dedicado nuestra vida a estudiar el mar”, puntualizó el destacado profesor y científico nacional.

COLABORACIÓN

El “DSSV Pressure Drop” comenzó su viaje en Valparaíso para luego atracar en Antofagasta. Una vez culminada la expedición en la fosa, los científicos chilenos desembarcarán en el puerto de Arica en unos 10 días más.

La misión científica cuenta con financiamiento del explorador estadounidense Víctor Vescovo, quien acompañó Osvaldo Ulloa pilotando el submarino. “ha sido una inmersión muy interesante. Hemos podido observar bastante fauna, y muchas de las especies no las había visto antes en ninguna otra fosa. Además, me ha sorprendido la topografía. Al principio transitamos por una zona plana y luego ascendimos lentamente por una pared muy empinada. Realmente ha sido muy sorprendente”, señaló Vescovo, según consigna Radio Bío-Bío.

Este hito de la investigación científica nacional, también es fruto de la colaboración y vinculación entre varias universidades, entre ellas, las universidades Austral, de Antofagasta y de Concepción, agrupadas bajo el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO).

“El trabajo de este instituto y las universidades es de excelencia, se encuentra en la llamada Ciencia de Frontera y se logra con un gran esfuerzo, tanto del sector público como del privado”, indicó al respecto la vicerrectora de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Concepción, Andrea Rodríguez.

Por su parte, el director de Gestión de la Investigación de la UA, Luis Medica, junto con destacar el hecho histórico que el plantel regional sea parte de la expedición, resaltó que además implica un reconocimiento a la trayectoria de los investigadores de la universidad, en este caso, del doctor Marcelo Oliva.

“Ese prestigio genera una gran vinculación. Es un trabajo de años el que permite que nuestra universidad participe en esta expedición colaborando con otras instituciones. No es la primera vez que lo hacemos, y seguramente se seguirán abriendo nuevos espacios de trabajo”, manifestó.

EXPERIENCIA

Durante la expedición del 2018, se obtuvieron datos sobre el ADN ambiental, así como imágenes de especies y organismos extremófilos que habitan en lo más profundo de la fosa. De hecho, se descubrió una nueva especie de crustáceo bautizado como “Eurythenes Atacamensis”.

La estudiante de post doctorado del Instituto Milenio de Oceanografía, Carolina González, comentó que la experiencia de ser parte de la expedición es “única y fundamental” para sus estudios de Genética de Zooplancton. “Es la primera vez que me embarco hacia la fosa, aunque anteriormente trabajé con las muestras que trajeron el 2018”.

Respecto a la metodología de trabajo, la científica la resumió de la siguiente manera. “Primero, tomamos las muestras de agua, después las filtramos y llevamos al laboratorio. En marzo de este año, extraeremos el ADN y comenzamos los análisis bioinformáticas, los cuales después de 60 días, podrían arrojar resultados sobre qué organismos viven en ese fondo oceánico”, finalizó.

La expedición también recibió el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile. Toda la travesía, será grabada y posteriormente exhibida en un documental, al igual que la que tuvo lugar en 2018.

 

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