CRÓNICAVisto 2537 veces — 16 abril 2013

Serán bendecidas el 5 de mayo por Monseñor Pablo Lizama y entregadas a la comunidad. Su primer repique será para la Vigilia de Pentecostés, el 18 de mayo

Un año tardaron en estar listas las nuevas campanas de la Iglesia Catedral, desde el 19 de marzo del 2012, fecha en que comenzaron a ser fabricadas en la empresa alemana, Rudolf Perner Gmbh & Co, para finalmente arribar al puerto antofagastino el pasado 21 de marzo. Ahora sólo resta, su exhibición a la comunidad, su bendición y el momento más esperado por todos, cuando sean “echadas al vuelo”.

De este modo, las tres campanas mayores, serán primero exhibidas al público el sábado 4 de mayo, desde las 14:00 horas en la Plaza Colón. Para al día siguiente, por ser elementos litúrgicos, serán bendecidas por el Arzobispo, Monseñor Pablo Lizama en una ceremonia en las afueras de la Catedral

Posterior a ello, y para celebrar la Vigilia de Pentecostés, el sábado 18 de mayo entre las 22:30 a 23:00 horas, serán “echadas al vuelo”, y desde el campanario, emitirán por primera vez las hermosas melodías con las que fueron diseñadas.

Campanario

El nuevo campanario, está compuesto por tres grandes campanas, cuyos nombres son: San José, Doctor Rendic y el Beato Juan Pablo II. Cabe recordar, que los nombres, fueron elegidos por los mismos feligreses, los que votaron para decidir como denominarlas con un carácter representativo para la ciudad. A estas tres se suman otras nueve campanas pequeñas, que serán las encargadas de “cantar” la música que escuchen los antofagastinos.

Para poder asegurar la instalación de estas doce campanas, fue necesario restaurar el campanario de la Iglesia Catedral, para que el lugar estuviera acondicionado para recibirlas, y no arriesgar complicaciones en su instalación y mantención. Este trabajo se llevó a cabo con la ayuda de la Universidad Católica del Norte y distintos empresarios.

Sus detalles técnicos

Cabe señalar, que las doce campanas están construidas en base a cobre, estaño y níquel. Las medidas respectivas de las tres más grandes son de dos toneladas, mil 200 y mil 100 kilos.

Mientras que el peso de las nueve pequeñas fluctúa entre los mil 60 hasta los 250 kilos. Las que están calibradas en base a una nota musicales Mi, Si, Sol y Do sostenido. Su principal característica, es que podrán ser programadas por medio de un circuito electrónico para interpretar en cada acto de importancia para el mundo católico, melodías muy representativas del repertorio popular tales como; villancicos de Navidad o La Virgen del Tamarugal

El nuevo campanario, se logró gracias a una campaña encabezada por el periódico local El Mercurio de Antofagasta. Se unieron empresas locales ligadas al mundo de la minería. Finalmente, se contó con la colaboración del municipio antofagastino, y entre todos los aportes se alcanzó cerca de 140 millones de pesos.

¿Por qué se decidió cambiar las campanas?

Primero, porque desde el año 2006, dada su antigüedad, ya habían dejado de cumplir su función. También, se necesitaba contar con un campanario que llame la atención de los antofagastinos en fechas importantes, como ser un punto de atracción turística. Así lo comentó Monseñor Lizama “hay tanta gente que está de paso por trabajo, que oigan unas bonitas campanas, es una manera de atraer más gente a nuestra ciudad. Las campanas desde hace siglos, han simbolizado culturalmente el poder congregar y convocar al Pueblo de Dios, en tiempos que ni siquiera existían relojes, el sonido de éstas avisaba las distintas actividades y momentos de nuestra vida”.

Acerca de su aporte para la Iglesia de Antofagasta, señaló, “es una manera artística, hermosa de convocar a las personas, no sólo para las misas, sino también, para Navidad, Año Nuevo, conmemorar la hora que se hundió la Esmeralda, o también avisar de fallecimientos, casamientos, un sonido que nos acompañará en las tristezas y alegrías de la Vida”.

Historia de las viejas campanas

De las antiguas, la más grande pesa 850 kilos, proviene de Cobija, fue rescatada del maremoto que arrasó con dicho poblado, fue confeccionada en 1848, por lo que es toda una reliquia.

Las otras dos, son las campanas originales del campanario de la Catedral, datan de 1906. Éstas, de dimensiones más pequeñas, entre 300 a 200 kilos cada una. Llevan grabados los nombres de “Florencio Fontecilla”, que había sido Capellán Mayor del Ejército de Chile durante la Guerra del Pacífico. Fontecilla, fue el primer párroco chileno de la Parroquia San José y primer Administrador Apostólico de la recién nombrada en esos años, Vicariato de Antofagasta.

En tanto, la segunda campana original, tiene inscrito el nombre de “Carlos Infante”, por el sacerdote jesuita chileno, que vino a Antofagasta junto al sacerdote español Simón Sanmartí sj; para atender a los heridos y soldados del ejército chileno, en los dos hospitales de campaña que habían sido instalados en la ciudad. Al terminar la guerra, ambos sacerdotes regresan al sur, pero dejan el recuerdo de abnegación y entrega. Con ayuda económica de amigos del sur del país, van recuperando el templo, se realizan diversas reparaciones y se implementa.

Luego del incendio que afectó al templo en el año 1906, y por iniciativa del Vicario Apostólico, Monseñor Luis Silva Lezaeta, se inicia la campaña para reconstruir el Templo Vicarial. La estructura actual se comenzó a construir en 1907, y se terminó el 16 de julio de 1914. Finalmente, el templo tomó la calidad de Iglesia Catedral el 6 de mayo de 1928.

Cabe consignar que estas históricas campanas serán restauradas, una para ser exhibida en el Museo de la UCN y otras se destinarán a capillas de la región de Antofagasta.

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