CRÓNICAVisto 1719 veces — 14 julio 2012

Ganaderos de la comuna recibieron implementos que generan arraigo en la tierra fronteriza a Bolivia.

Sólo se oye el viento en un pueblo donde el silencio y la tranquilidad se apoderaron del sector, cuando entre los cerros se divisa salir con un piño de llamas a Eusebio Urrelo, el único habitante de Coska. Hace cuatro años que vive completamente sólo en el lugar, ya que su compañera de vida partió a los cielos, retomando las labores de pastoreo que lo alejaron de sus habituales trabajos de albañilería.

Con nostalgia recuerda su paso por las azufreras, donde realizó labores en Santa Rosa, Puquios y Amincha, ejerciendo de caldero, fogonero y embobinador de motores, hasta que un accidente en un dedo los distanció de todo esto. Tiene 72 años y desde 1986 ha sido un habitante permanente de Coska, siendo acompañado por algunos cuidadores del poblado y el Santuario de la Virgen del Rosario de Andacollo.

Dedica su vida al cuidado de 40 llamas, levantándose diariamente al alba, preparándose comida para salir junto a ellas a recorrer la cordillera en busca de alimentos, regresando a su casa cerca de las seis de la tarde. Eusebio Urrelo al igual que otros ganaderos de Ollague sabe lo que es vivir bajo la amenaza del puma, depredador del sustento al que dedica toda su vida y esmero.

Feliz y contento recibió la visita de funcionarios de INDAP y del Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI), quienes llegaron a Coska con mallas para cercar sus corrales y proteger a sus animales. Un apoyo con la que don Eusebio no contaría, ya que al igual que los ganaderos de la comuna se hallan lejos de los centros de distribución de estos implementos como también no cuentan con los recursos para su adquisición.

De esta manera por primera vez, los ganaderos de Ollague además de contar con asistencia técnica y continúa a sus necesidades agropecuarias, recibieron semillas, cubos de alfalfa, insumos, palas, picotas y hasta una pulverizadora. “Un aporte directo al trabajo agrícola y ganadero que realizan estas personas, que además marcan soberanía, siendo responsabilidad país el apoyarles en sus labores” destacó la directora (T) INDAP Región de Antofagasta.

Al cumplir un año del programa en la comuna, Jannette Araya, enfatiza que INDAP se hace presente ante la demanda de atención de una treintena de ganaderos que sólo veía cercanía cuando había sequía y escasez de alimento para sus animales. Hoy, un médico veterinario tiene dedicación exclusiva a recoger sus demandas y proporcionarles la orientación y guía que requieran en el programa que se instaló en la zona gracias a la colaboración de la municipalidad de Ollague.

Un esfuerzo por llegar a los rincones más alejados y recónditos del país donde una persona se proponga practicar agricultura y encuentre de la mano de esta actividad económica el impulso familiar a más y mejores oportunidades de crecimiento. Un hecho, donde además el Ministerio de Agricultura, por medio de INDAP, revitaliza y releva el trabajo de estos chilenos que viven en lugares apartados, donde hacen patria y ejercen soberanía.

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