Una inyección de cerca de veinte millones de pesos que se traducirá en progreso agrario sin alterar las costumbres y tradiciones de los pueblos andinos.
Agricultores de Caspana, Ayquina-Turi, Calama y San Pedro de Atacama recibieron maquinarias e implementos tecnológicos que facilitan las labores agrícolas, ahorrando significativas horas de trabajo y esfuerzo físico que les permite resguardar la salud. Una entrega que realiza INDAP por medio de su Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) para Alto Loa y los Programa de Desarrollo de Acción Local (Prodesal) para el Valle de Calama y la capital arqueológica de Chile.
Una veintena de trabajadores y trabajadoras de la tierra que contaron con un apoyo directo a sus actividades de arado, limpieza, desmalezadas y trituradoras que permitirán la fabricación de harina y sus productos derivados. Una inserción de modernidad que no altera las prácticas tradicionales de los campos del norte que realizan sus cultivos en terrazas, en espacios reducidos con pagos a la tierra, limpia de canales u otras costumbres.
La directora de INDAP (T) Región de Antofagasta, Jeannette Araya, señaló que “la gran mayoría de nuestros agricultores pertenecen a una etnia y cuidamos sus tradiciones, ellos lo reciben muy bien, ya que solamente es un complemento que les permite hacer más eficiente su actividad agrícola, pero de ninguna manera anula sus prácticas ancestrales”. Además, la autoridad regional del agro destacó en estas entregas “la incorporación de agricultores nuevos que creyeron en los programas y que ven una buena alternativa de crecimiento agrícola”.
Una intervención que se contextualiza en un respeto hacia a los agricultores y a sus prácticas culturales, donde se introduce tecnología para mejorar sus procesos, pero que sean amigables con el patrimonio cultural del mundo andino. Un proceso que acerca las maquinarias y la tecnología al desierto más árido del mundo, en la que INDAP y la empresa distribuidora de estas herramientas hacen más fácil la vida de los pequeños agricultores de la zona.
Además, el organismo agropecuario les proporciona las facilidades económicas necesarias, disminuyendo las barreras, para la práctica de esta actividad económica que renace de la mano de la tecnología en zonas desérticas. Un compromiso con el desarrollo rural, en la que los equipos técnicos prestan asistencia técnica y permanente para hacer la agricultura sostenible en el tiempo.


















