SALUDVisto 423 veces — 08 diciembre 2025

El contrabando de huevos procedentes de Bolivia mantiene en alerta máxima a las autoridades nacionales. Solo en 2025 se han decomisado más de un millón de unidades, una cifra que supera con creces los registros de años anteriores y que revela la expansión de una actividad ilícita que amenaza directamente la salud de la población y la sanidad del país.

Las autoridades son categóricas: de estos huevos no se sabe absolutamente nada.

No se conoce su origen, ni los establecimientos donde fueron producidos, ni si estuvieron sometidos a procedimientos médicos veterinarios adecuados, ni  fueron controlados por algún profesional, ni siquiera su fecha de vencimiento.

“Lo único que sabemos es que fueron interceptados en pleno desierto, sin cadena de frío, sin cadena de custodia. No tenían ninguna factura que respaldara nada. Por lo tanto, son un peligro en sí mismos para el consumidor”, advirtieron desde los servicios fiscalizadores.

Caravanas clandestinas y cero control sanitario

En el norte del país la preocupación es creciente. Las autoridades han detectado caravanas completas de vehículos que trasladan bandejas de huevos sin ningún tipo de control sanitario ni respaldo documental. A pesar del aumento de las incautaciones, otros miles de unidades logran filtrarse y llegar a ferias y mercados, donde son compradas directamente por los consumidores chilenos, que desconocen totalmente su procedencia y las condiciones en que fueron transportadas.

En ciudades como Antofagasta, Mejillones y Calama, la venta de estos huevos ilegales se ha masificado peligrosamente en ferias libres y almacenes de barrio. Su bajo precio, muy por debajo del valor de los productos formales, actúa como un fuerte incentivo para que las familias los compren sin dimensionar el altísimo riesgo sanitario que asumen al consumir un alimento sin ningún tipo de control ni certificación.

En Antofagasta se ha registrado un aumento significativo de casos de diarrea y vómitos en los últimos meses. Según han informado equipos médicos locales, muchos de los pacientes consultados comparten un factor común: el consumo reciente de huevos adquiridos en el comercio informal.

Estos productos, a diferencia de los certificados y fiscalizados por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y las Seremi de Salud, no cuentan con trazabilidad ni garantías sanitarias. Esto impide conocer su origen, su forma de almacenamiento y el tipo de transporte utilizado, factores críticos cuando se trata de alimentos de alto riesgo como los huevos.

Riesgo real de enfermedades graves

El consumo de huevos ilegales representa un grave riesgo para la salud pública. Al no pasar por controles bromatológicos ni contar con certificaciones, podrían estar contaminados con bacterias y virus peligrosos, como Salmonella, E. coli e incluso agentes causantes de enfermedades avícolas severas, como Newcastle e Influenza Aviar.

La presencia de estos patógenos no solo pone en peligro a quienes consumen directamente los productos, sino que además amenaza el patrimonio zoosanitario y fitosanitario del país. El ingreso clandestino de huevos y otros alimentos de origen agrícola podría introducir plagas como la mosca de la fruta u otras enfermedades que afectarían fuertemente a la industria nacional y a toda la cadena alimentaria.

Al momento de comprar, las autoridades llaman a la ciudadanía a prestar especial atención al estado de los huevos ofrecidos. Entre las señales de alerta se encuentran cáscaras con suciedad visible, coloración anómala, textura irregular o porosa, ausencia de impresión de fecha de vencimiento y bandejas con huevos de tamaños muy distintos entre sí. Todos estos indicios pueden revelar productos de origen desconocido o contrabando, sin control sanitario ni certificación oficial.

Daño económico y mercado informal

Además del evidente riesgo sanitario, el contrabando de huevos genera una competencia desleal devastadora para los productores formales. Mientras las empresas nacionales cumplen con exigentes normas de bioseguridad, trazabilidad y certificación, los huevos ilegales se comercializan a precios más bajos gracias a la evasión de controles y normativas.

Esta distorsión del mercado castiga a quienes trabajan dentro de la ley y fortalece redes delictuales que se han profesionalizado en el transporte y distribución de alimentos clandestinos.

Proyecto de endurecimiento de penas

Frente a esta situación, la Comisión de Seguridad Pública del Senado de Chile ha abordado el fenómeno del contrabando de huevos, especialmente en la macrozona norte, con el objetivo de aumentar las sanciones penales asociadas a este delito.

Chilehuevos ha expuesto ante la comisión, entregando antecedentes sobre la forma en que operan estas redes, la magnitud del problema y los graves daños económicos y sanitarios que genera.

El proyecto en análisis busca elevar las penas por contrabando de alimentos, incluyendo los huevos, incrementar sustancialmente las multas y facultar a las autoridades para incautar los camiones utilizados en el transporte ilícito. Asimismo, se propone retirar la licencia de conducir internacional a los conductores involucrados. La finalidad es clara: sacar de circulación a los vehículos y choferes que participan en estas operaciones, quienes hoy, tras pagar sanciones bajas, vuelven rápidamente a la actividad ilegal.

Un problema que desborda fronteras

El fenómeno no se limita a Chile. En Bolivia, las redes de contrabando han extendido sus rutas hacia otros países vecinos como Argentina y Perú.

En Argentina, la Cámara de Productores Avícolas (Capia) ha encendido las alarmas por el ingreso diario de un promedio de 550.000 huevos sin control sanitario, principalmente desde Brasil, Bolivia y Paraguay. El tráfico se concentra en provincias fronterizas como Salta, Formosa, Corrientes y Misiones, donde la informalidad se ha normalizado y las rutas del contrabando se vuelven cada vez más difíciles de desarticular.

Llamado urgente a la ciudadanía

Las autoridades chilenas realizan un llamado directo y contundente a la población: no comprar huevos de origen desconocido ni adquirirlos en puntos de venta informales, como ferias no reguladas, vehículos sin autorización o vendedores ambulantes.

Se recomienda adquirir este alimento exclusivamente en comercios establecidos y regulados, donde se garantice:

Refrigeración adecuada.

Rotulación clara con fecha de vencimiento y origen.

Procedencia certificada y trazable.

Cada compra informal de huevos de contrabando alimenta un circuito ilegal que pone en riesgo la salud de las personas, el patrimonio sanitario del país y la estabilidad de la producción nacional de alimentos. La colaboración de los consumidores es clave para frenar un problema que, de no contenerse, podría derivar en brotes epidémicos y graves crisis económicas en el sector agroalimentario.

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