Acompañado del PPD, Tucapel Jiménez y de la senadora Ximena Rincón, el parlamentario radical, detalló cada una de las normas laborales que no son cumplidas por la empresa.
Nelson Pérez, presidente de la Federación de Trabajadores de SQM lleva ocho años sin poder ingresar a la empresa de donde es dirigente. Ha sido amenazado innumerables veces con un eventual despido. Y si esto fuera poco, tampoco es recibido por sus jefes. Una situación inexplicable pero cierta, que fue denunciada por los diputados Marcos Espinosa, Tucapel Jiménez y la senadora Ximena Rincón, este lunes en dependencias del ex Congreso Nacional.
En la oportunidad, Espinosa afirmó que “la empresa no invierte en la seguridad de sus trabajadores, tampoco respeta sus derechos, y aunque son hechos ya denunciados, la empresa prefiere pagar las multas no haciéndose cargo de mejorar las condiciones laborales”.
Los parlamentarios aseguraron que la OIT (Organización Internacional del Trabajo) está en conocimiento de esta situación, por lo mismo, se espera que exista un pronunciamiento al respecto donde se le notifique al Estado de Chile la obligación de éste de exigir a SQM el cumplimiento de las normas laborales.
Para el diputado Marcos Espinosa, un hecho que evidencia claramente cómo la empresa no cumple con los mínimos de seguridad fue el accidente ocurrido el 6 de septiembre de 2010, en el cual fallecieron seis trabajadores. “Ese hecho sólo fue calificado como un accidente de trabajo y la empresa obligada a pagar una multa de sólo 30 millones de pesos, pero aquí hubo graves responsabilidades que se han omitido. Si sus dueños hubiesen implementado como corresponde las medidas que le exige la ley, esas personas estarían vivas. Y eso es lo grave”.
En la actividad fue presentado el libro “Sangre en Pampa Blanca” del periodista Patricio Mery, quien precisamente indagó en los hechos acaecidos ese fatal día de septiembre.
Espinosa, representante de la región de Antofagasta concluyó diciendo que “este tipo de prácticas deben terminar, prácticas que datan del siglo pasado que no tienen ningún asidero en nuestros tiempos. Además, sabemos que fue la dictadura quien vendió a precio ínfimo a su actual dueño y que ha sido éste, quien sigue operando como si aún estuviera en dictadura”.


















