SALUDVisto 2424 veces — 16 enero 2015

Llega el verano y con él los temidos rayos ultravioletas. Para nadie es un misterio el daño que genera el sol, sobre todo porque es acumulativo y puede gatillar enfermedades tan graves como cáncer a la piel.

Si bien los cuidados deben ser permanentes durante todo el año, los adultos mayores son un segmento vulnerable ya que con el envejecimiento, la capa externa de la piel (epidermis) se adelgaza y se incrementa el riesgo de que se produzcan lesiones.

Para educar a este segmento de la población, Caja Los Andes realizó un operativo dermatológico para pensionados, donde a través de un escáner se evaluó el daño solar, el nivel de hidratación de la piel y los distintos tipos de lunares. Este tipo de acciones se replicarán en todo Chile durante la temporada estival y el año 2015.

Para evitar problemas en estas fechas, la Jefe de Prevención y Educación en Salud de Caja Los Andes, María Paz Ureta, entrega algunas recomendaciones para que los adultos mayores disfruten de este verano sin correr riesgos:

Al envejecer, la piel es más delgada y frágil porque se ha perdido la capa protectora de grasa subcutánea. Además, disminuye la sensibilidad al tacto, a la presión, la vibración, el calor y el frío, por esto se debe ocupar bloqueador solar Factor 50 con filtro UVB y UVA.

Evitar las actividades al aire libre en horas de más calor y radiación solar (entre las 12:00 a 17:00 hrs.) Preferir actividades en ambientes techados.

Poner especial cuidado en las áreas del cuerpo que se exponen más al sol como las manos, brazos, orejas, cuello y rostro.

Usar sombreros, anteojos con filtro y poleras manga larga para evitar la exposición directa al sol.

Con los años, existe una disminución en la sensación de sed, a pesar de haber perdido grandes cantidades de líquido. Por ello, se debe mantener una hidratación constante, pero sin abusar de la ingesta de líquidos. Siempre consulte con su médico tratante.

- Poner atención a algunas señales de deshidratación: sudoración excesiva, palidez, calambres musculares, confusión, vértigo, dolor de cabeza, lengua seca, pulso rápido y débil.

Realizar una higiene facial tanto en la mañana como en la noche, para permitir la regeneración celular del rostro.

Monitorear constantemente manchas o lunares sospechosos y ver cómo evolucionan en el tiempo. En caso de cualquier duda, consulte con un dermatólogo.

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