Oriunda del Valdivia, Bióloga Marina de profesión, la Dra. Carolina Vargas llegó a Antofagasta encantada por conocer la fauna marina local. Tras varios años en la Región y trabajando de la mano de la comunidad, el mar, la ciencia y su pasión por los tiburones y las mantarrayas, hoy es reconocida por su trabajo como Directora del Programa de Conservación de Tiburones de la Universidad de Antofagasta, en donde ha desarrollado su trayectoria estudiando a los seláqueos. Un camino que la ha llevado incluso a desarrollar su faceta de escritora y divulgadora científica para niños, y que la ha posicionado como una reconocida estudiosa a nivel nacional, relevando la importancia de la fauna en los ecosistemas marinos, a quienes apoda con cariño “bichos”, y buscando el equilibrio en la convivencia de las diversas especies, a veces desconocidas, que viven en las aguas antofagastinas.
Esta es una pregunta con la que iniciamos todas las entrevistas, ¿Quién es hoy Carolina Vargas?
La verdad es que yo soy de Valdivia, y viví siempre muy relacionada al mar. Estuve siempre conectada un poco con lo que es la pesca artesanal, con un terminal pesquero o con la feria fluvial, es como muy característica de Valdivia con los techitos de colores y toda la cosa. Y eso te permite a ti como niño o como como persona que tú puedas mirar muchas cosas diferentes a lo que normalmente ve una persona que trabaja en una oficina por ejemplo, o lo que puede ver un niño, que si no te llevan a ver algo así no lo vas a ver Y por ahí siempre estuvo el interés obviamente de saber de dónde provenían todas esas cosas, además que Valdivia al igual que Antofagasta siempre está llena de lobitos marinos, pelícanos, etc. Entonces como que siempre estuve metida en todo lo que es el mar y las cosas del mar, y así fue un poco como mi aventura hasta que llegué a estudiar a estudiar Biología Marina después en la Universidad Austral, allá mismo en Valdivia. Así que soy una mujer aventurera que no tiene mucho temor de los cambios o las cosas. He tenido hartos cambios, me fui a vivir al extranjero, estuvimos fuera siete años, seguí trabajando en todo ese tiempo sacando el postgrado con bichos de acá de Chile, de hecho, mi trabajo fue acerca de dos rayas comerciales acá en Chile, que son las únicas dos comerciales que hay acá. Entonces era súper importante, yo me llevé todos mis datos, todas mis cosas y se hicieron muestreos acá, pero siempre pensando en volver y poder hacer algo por los animalitos de acá que están tan, no sé si descuidados es la palabra, pero tan poco protegidos.
Y es cierto eso, son poco valorados también.
Lo que pasa es que la gente no siente una pertenencia con ellos porque no se ven, no es lo mismo salir a mirar un tiburón que probablemente no veas, a salir a mirar un delfín, una ballena que saltan y te mueven la cola y te hacen el tremendo show, o sea es inevitable sentir una conexión. Quizás cuando ves un bicho como eso, un tiburón, la verdad es que lo más probable es que lo llegues a ver por un evento muy especial, o si es que vas a mirar con mayor detenimiento un terminal, por ejemplo, quizás vas a pillar ahí algo como eso, pero si no estás metido mucho en el tema tampoco lo vas a ver, pero no lo vas a ver. Entonces bueno, después volvimos, estuvimos en Valdivia, en Serena y después llegamos a Antofagasta, que bueno, siempre fue la idea cuando volví a Chile, y de eso van 7 años.
¿Y por qué Antofagasta?
Porque a ver, el mundo de los tiburones y las rayas no es tan grande, no somos tantas las personas que trabajamos con estos animales. Ahora, nosotros trabajamos mucho tiempo en el sur con las rayas y todo, con la pesquería de rayas, sin embargo, la pesquería de toyos y de tiburones acá en Antofagasta es muy grande y no está documentada, no está en las estadísticas de pesca, no aparece en ningún lado. Bueno, entre los científicos nos conocemos unos con otros, y se presentó la posibilidad de que Carlos Bustamante viniera a trabajar acá ya pensando justamente en esta pesquería, por poder visibilizarla, y así es como llegamos nosotros a trabajar acá directamente. Eso sí, con la pandemia hubo que esperar un poquito antes de poder empezar a trabajar nuevamente con los pescadores y hacer un trabajo conjunto con ellos. En verdad inicialmente tampoco es fácil, pero por eso llegamos a Antofagasta, neta y exclusivamente por los tiburones, a ver qué es lo que estaba pasando y cómo podríamos mejorar la situación que está tan crítica para ellos.
Creo que a diferencia de otras aristas en este caso hay que trabajar harto con comunidades, como nos comentaba, con los pescadores, los terminales pesqueros porque por desconocimiento hay prácticas en las que se incurren que generan daño a los ecosistemas.
De todas maneras. El trabajo que nosotros hacemos, que hemos desarrollado siempre es en un contacto directo con los pescadores artesanales. Nosotros trabajamos con la fauna acompañante, digamos que ellos pescan cuando salen por objetivo, nosotros trabajamos con los desembarques, entonces tenemos una relación con los pescadores, una relación directa de confianza, y ahí es cuando cuesta un poco al inicio. Obviamente los pescadores no confían en uno, han tenido malas experiencias con universidades o con algún centro, entonces una tiene que crear el vínculo inicial para poder llegar a trabajar con ellos de una manera vinculada, cosa que cuando sale algún tiburón más grande o algún bicho que en verdad no sea el habitual, nos llaman por teléfono y así nosotros vamos. Se acuerdan de nosotros, o sea cualquier cosa nos están llamando, nosotros dejamos de hacerle muestreos diarios que hacíamos por parte de un proyecto y aún así igual nos llaman, igual vamos de repente a ver cómo están las cosas. Pero sí, es algo que uno tiene que aprender y es algo que nosotros nos preocupamos por compartir con los estudiantes también, que de nosotros sepan que no es llegar e ir a un terminal pesquero y decir “Oye, yo quiero muestrear este bicho”, no, tienes que tener el tiempo de conocerlos, de conversar con ellos, de trabajar con ellos para llegar a un vínculo de confianza. Por ejemplo nosotros trabajamos muy de la mano con Sernapesca, tenemos una relación bien estrecha que se ha generado por este tema de tiburones. Hay que recordar que en verdad los tiburones al no ser animales protegidos, no es que sean parte de Sernapesca, en verdad no son parte de los animales que están protegidos. Aún así, por lo menos acá en la Región se ha generado una relación muy bonita que nos permite trabajar en conjunto bastante, no sólo con tiburones, sino que también se ha prestado para que ellos vengan al laboratorio que nosotros tenemos, y vienen a hacer disecciones de lobito, algunos chungungos, entonces sí, la relación está y en verdad uno tiene que estar abierto a hacer eso. Muchas veces está el concepto de que el investigador o el científico trabaja entre cuatro paredes, es muy encerrado, como que no permite que nadie entre, pero en verdad el trabajo, por lo menos para nosotros, así no funciona, no sirve, nosotros trabajamos directamente con los pescadores y con la comunidad.
Y debe ser un trabajo arduo porque Antofagasta no es solo la ciudad, la costa acá es larga, hay caletas, terminales, muchas comunidades distintas. ¿Cómo se abarca eso desde la perspectiva de ustedes?
Igual es difícil de repente poder cubrir todo, porque uno de los problemas que tiene también, y creo que es muy transversal en todas las ramas científicas, es de repente el financiamiento, el cómo finalmente uno idea proyectos, o tiene toda la intención o las ganas de pero no están las lucas para poder, en el fondo, llevarlo a cabo o ejecutar.
Eso es un tema recurrente, ¿Cómo siente que está funcionando el mundo científico en temas de financiamiento? ¿Es complejo obtener recursos aún, ahora es más sencillo, cómo lo ve?
Es complejo, es súper complejo, especialmente en algunas áreas más que otras, o sea, hoy en día todo el tema de, no sé, de la minería o de la astronomía, obviamente están recibiendo muchos fondos, porque están muy en la palestra. Si lo veo enfocado más en el área particular de nosotros estamos hablando de animales que se conocen muy poco, hace un par de años atrás no se sabía que había tantos, o sea, uno sí, pero la comunidad no sabía que había tantos tiburones acá en Chile, menos acá mismo en la Región. Nosotros ganamos proyectos pero también postulamos muchísimos otros, pero lamentablemente no somos focos de interés para algunos fondos y hay que ir explorando diversas alternativas. Pero es una cosa que le pasa a todos los investigadores, a todos los científicos, que terminan corriendo en las tarjetas de crédito personales para hacer cosas, entonces claro, a veces uno quiere salir más, no a muestrear como tal, pero sí ver a los colegios, ferias, ir no sé a Mejillones, a Taltal, Tocopilla. Hemos estado tratando de salir, pero eso es todo a costo personal, o sea, uno se va en su auto, se lleva sus cosas, el muestreo corre por uno. Pero eso es porque uno tiene ganas de hacerlo, ganas de que se conozca, de que generalmente no porque no existan las lucas voy a seguir encerrado en mi oficina. Eso es algo muy personal del laboratorio de nosotros, o sea, tratar de siempre, dentro de lo que se pueda, hacer actividades de divulgación, de vinculación, independiente de que si hayan mayores fondos o no. Ahora, para hacer proyectos grandes, puntuales, claro, obviamente se necesita muchas otras lucas para diferentes cosas, pero el hecho de que digan que no, tampoco es una excusa como para no seguir intentándolo. Uno sigue y sigue porque es porfiado, y hasta que logra ir sacando de aquí un fondo más pequeño por acá, quizá un fondo no muy grande, pero un fondo más pequeño por aquí, otro por acá, otro por aquí, recortando y habiendo ganas, habiendo cariño a lo que uno hace, yo creo que uno logra cosas igual y eso a veces es mucho más satisfactorio.
Ahora voy a volver un poco a la parte de Carolina de Valdivia, y esta es una pregunta que yo he hecho harto igual… Cuando somos niñas o cuando estamos creciendo, las familias siempre tienen esta percepción de ¿Qué vas a estudiar? ¿Qué quieres ser cuando seas más grande? Y las opciones típicas que aparecen son carreras tradicionales, pareciera ser que la ciencia no es opción primordial para las familias. ¿Cómo fue la recepción de la familia al enterarse de este sentir científico? ¿Y cómo nace este sentir, desde niña, desde el colegio, desde la universidad?
Yo no tuve esa parte romántica de “Yo siempre supe que quería estudiar biología marina”, no, no fue así. Ahora, sin embargo, toda mi vida yo quise o supe que quería algo relacionado a las ciencias y a la biología. Yo creo que a todos nos pasa cuando estás en enseñanza media, como que te preguntan tanto que llega un momento en que tú no dices nada, es como “No me preguntan porque estoy preocupada por los puntajes, por las notas, por no se qué”, y eso es un estrés. En verdad yo creo que todos pasan por esa parte, algunos claro, lo tendrán súper claro de mucho antes, pero cuando yo dije que quería estudiar Biología Marina o que me había inscrito, en verdad la recepción fue buena, o sea me dijeron ¿Si, segura? Yo nunca tuve afortunadamente unos papás que me dijeran “No, tienes que estudiar esto, tienes que a lo otro”, no, al contrario, siempre fue como “Lo que quisieras hacer, lo que te guste dentro de las posibilidades que hay”. Yo me quedé en Valdivia porque las situación económica no era como para salir, y había tantas carreras en la Universidad Austral que cómo alguna no me iba a gustar. En ese tiempo estaba muy en auge lo que es la agricultura, el salmón, los cultivos. Si yo pienso en mi familia, somos muy poquitos los que somos de las carreras no tradicionales, hay mucho médico, mucho kinesiólogo, no sé, carreras que son como las clásicas, habemos uno que otro que estudiamos, no sé, Biología Marina, otro estudió arte y no sé qué, somos como las ovejas negras. Sin embargo nos ha ido bien, hacemos lo que nos gusta, uno no estudia Biología Marina para volverse millonario, pero sí para hacer las cosas que realmente te gusta hacer. Y bajo ese concepto yo creo que mi familia no puede estar más contenta con la decisión que yo tomé en su momento, porque me ven que hago lo que yo quiero, me ven que vivo bien, que vivo tranquila y que lo que hago lo hacemos con el corazón. Yo soy una afortunada de decir que hago lo que me gusta y que vivo feliz haciendo lo que me gusta.
Voy a preguntar desde el desconocimiento porque me he llevado sorpresas acá, pero si hablamos de Biología Marina desde la perspectiva actual, ¿Es una carrera que es más masculina o una carrera más femenina? ¿O estamos ahí par y par?
Yo creo que hoy en día estamos muy par y par, de hecho yo tengo el recuerdo cuando yo entré a la carrera de Biología Marina, entre el 2000 y el 2005, éramos más mujeres que hombres. Hoy en día, bueno, siempre se ve una tendencia, y hay que ir viendo año a año, pero se ve una tendencia a mantener un equilibrio, a veces un poco más de hombres quizás. Yo creo que es una carrera que ya no tiene el estigma de antes, que era como más masculina al ser más relacionado de repente a faenas, tener que embarcarse o a estar muchos días en el mar. Yo creo que ha cambiado un poco la percepción, que ya no es tan masculina como fue en su momento. Bueno, lo mismo pasa mucho en el área laboral, o sea, hay más mujeres de mar también, y hay muchas mujeres buzo también, entonces ha ido cambiando en general. Yo creo que igual va un poco de la mano con el hecho de, y lo he escuchado y me da una pena enorme cuando converso con niñas más pequeñas, cuando vamos a hacer charlas y todo, o han venido a la universidad, vienen de un trasfondo social también en que los papás no las dejan aspirar a ciertas carreras o ciertas áreas, entonces creo que también por ahí puede ir un poco de la mano el hecho de que no lleguen tantas mujeres porque ya desde chicas les vienen metiendo en la cabeza que tienes que estudiar ciertas carreras. Y a mí me da una pena enorme y trato de decirles que pucha, que en verdad dentro de lo posible estudian ellas lo que ellas quisieran estudiar, más que lo que te estén diciendo. Pero bueno, yo creo que hoy en día hay muchos programas que están buscando que las niñas puedan mirar más allá, incluso más allá de lo que les están diciendo en los hogares o que no son capaces o que tienen que mirar ciertas áreas solamente, y por A,B,C motivo creo que por ese lado también podrían haber menos mujeres en algunas carreras, pero tengo toda la esperanza de que está cambiando, y va a seguir cambiando, y que con todos los programas científicos a nivel local, regional y de país, eso va a ir mejorando, o eso espero.
Y bajo esta misma arista, en el área de investigación, ¿Siente que hay alguna dificultad distinta en las mujeres que deciden estudiar posgrados, que deciden irse del país? Algunas entrevistadas me decían que, por ejemplo, para las mujeres sigue habiendo una carga, sean o no sean madres, distinta a la que existe en hombres, especialmente cuando implica irse de Chile a estudiar un postgrado, un doctorado…
A ver, sí, yo creo que sí hay todavía dificultades. Las mujeres de por sí son mucho más, somos más arraigadas, lo que es la familia cuesta un poco más algunas que otras dejar esa. Los hombres son como mucho más, a ver, ¿cómo decirlo? Como que no ven tanto las consecuencias quizás de las cosas. A todo nivel siempre ha sido igual, uno como que le da más vuelta a las cosas, aunque yo cuando me fui, no me fui sola-sola, entonces fue más fácil.
Sin embargo, estando allá conocí muchas investigadoras científicas que se iban a hacer su postgrado y la verdad, iban con mucha ilusión, mucha expectativa. Obviamente el tema de ser mamá es otra cosa, si hablamos de mujeres solamente ahora sí, por ejemplo, a ver, hoy en día, no sé, para postular a becas y todo, hay como porcentajes para las mujeres y para los hombres. Yo no sé si es una cosa muy personal, no sé si estoy tan, tan, tan, tan de acuerdo con esos cambios, porque igual generan resentimiento muchas veces o no está tan bien visto, porque surge este comentario de “Ah no, pero es que le dan por ser mujer”, y a veces la competencia no es justa, a veces sí, pero hay que saberla jugar nomás. El tema de ser mamá sí, claramente es un tema, yo fui mamá cuando estaba terminando mi doctorado y a mí me costó reinsertarme, de hecho, no estoy completamente reinserta. Yo trabajo por proyectos, pero por una cuestión de decisión personal también, yo decidí trabajar el tiempo en el que, por ejemplo, mi hija está en el colegio y poder estar por ahora disponible para cuando ella me necesite, pero esa fue una decisión personal a nivel de familia que tomamos nosotros. Pero una vez que pueden volver a trabajar, obviamente se echa de menos. Ahora, ¿Por qué te digo, también fue una decisión personal? Porque obviamente se te castiga mucho cuando desapareces en la ciencia, dejas de publicar, ya sea por el tema que sea, yo después del doctorado me alejé, dejé de publicar con la misma frecuencia y obviamente a la hora de querer volver a trabajar eso jugó en contra, pero al final de cuentas se puede, nosotros somos fuertes, somos resilientes y eso habla más de nosotras que del resto.
Ahora respecto a la trayectoria, a esta carrera en el área de la biología marina ¿Hay algún momento que haya sido un antes y un después? Quizá desde una arista positiva.
Sí, o sea, yo creo que el que se haya dado la posibilidad de ver las realidades estando en el extranjero te marca un antes y un después a la hora de volver acá y hacer tus cosas acá. Las haces distinto, las haces con más ganas, porque te das cuenta que en verdad estamos tan alejados de la manera de hacer ciencia de otras partes que quieres lograr hacer lo mismo, entonces claro que hay un antes y un después, porque uno se vuelve porfiado, si allá se puede, yo también voy a poder hacerlo acá, tengo todas las herramientas para poder hacerlo acá, los contactos, las cosas. Yo creo que es un antes y un después, la manera de ver las cosas, ver la ciencia. ¿Y por qué lo digo? Porque a nivel acá uno se mata trabajando, se desgasta trabajando y a veces no compensa. Cuando te das cuenta que en otras partes del mundo la gente no se mata trabajando, sino que trabaja para vivir, lo ves distinto porque tu horario o tu tiempo lo dedicas realmente a eso para poder después tener tiempo libre, tiempo familiar, con los amigos, los hijos, etc. Entonces nosotros tenemos eso, nosotros no trabajamos en casa, trabajamos en la oficina y está bien hacerlo así. Yo creo que muchas veces se comete el error de que bueno, tú estás trabajando en la casa después del horario, entonces yo creo que hay que buscar el equilibrio, ese equilibrio nosotros lo encontramos teniendo un antes y un después por fuera, me gustaría que fuera acá también, porque no todos tenemos la posibilidad de salir y ver otras realidades, pero eso fue un antes y un después grande. Ahora, si lo llevamos más al área laboral de uno, no sé, llegar a Antofagasta y ver en el terminal que habían tantos tiburones, nunca lo pensé y fue también un antes y un después, o sea, como decir “Wow, aquí se pesca mucho”. En ninguna parte se habla de esto, o sea, no está ni siquiera en la estadística de pesca no está en ninguna parte y se hacen poco en comparación a otras cosas, pero para uno que sabe más o menos de estos animalitos, uno sabe que es harto lo que se pesca y eso también genera un antes y un después en el hecho de decir “Pucha, hay que hacer algo, hay que hacer algo con los bichos”. Vamos a ser porfiados, vamos a seguir, vamos a seguir, vamos a seguir hasta que algo se pueda hacer.
Y además lidian con otra cosa, porque el tiburón tiene una caracterización negativa, esta figura malvada, de la música tétrica…
Muchos crecieron con tiburón, yo ya crecí más con Megalodón, que son entretenidas, pero en su momento fueron de terror, así máximo y la gente hasta el día de hoy le tiene miedo y lo va traspasando generación en generación, además que si piensas tú, de las interacciones, a nosotros no nos gusta llamarlo ataque, hablamos de interacciones del tiburón y el humano, que terminan en muertes, en verdad son poquísimas, pero son muy bulladas porque hay un morbo de “El tiburón mordió a tal”. Pero en verdad muere más gente por, no sé, por un montón de otras cosas, pero cuando muerde un tiburón a una persona, obviamente está ese concepto de que se come a las personas, que tampoco es así, o sea, uno muere desangrado porque la herida es grande, porque el tiburón que logra hacer eso es un tiburón grande, pero los grandes son siete especies en el mundo de las 1500 que hay, tuviste la mala suerte nomás. Pero por ejemplo, yo que tanto tiempo viví en Australia, si tú le preguntas a la familia de algún surfista que lamentablemente tuvo un encuentro que terminó en una muerte, ellos jamás te van a pedir que maten ese tiburón, que lo persigan, porque son personas conscientes de que ellos están en el entorno del animal, entonces si lamentablemente pasó algo así, pucha, se siente, pero lo entienden de una manera tan distinta a como uno ve los comentarios en redes sociales de acá, es como “No, tienen que hacer algo, no sé qué cosa”. Pero en verdad nosotros nos estamos metiendo en su ambiente, o sea, ellos no salen a la playa para hacerte daño, tú te metes al agua y lamentablemente a veces las condiciones no son las esperadas.
Ahora, pasando a otro tema, pero dentro de la misma línea de investigación, ¿Cómo cree que se podría fomentar el hecho de que más niñas, adolescentes y futuras profesionales se interesen en el área de la ciencia? ¿Cómo lo fomentamos, cómo lo acercamos?
La biología marina en verdad es súper diversa y es súper grande, o sea hay muchas áreas que trabajan con biólogos marinos, desde lo más microscópico a lo más macro, desde virus, desde bacterias, desde algas, o sea es enorme. Por ejemplo, si yo empiezo a pensar solamente en los compañeros que yo tuve en la carrera, hay una infinidad de pelos diferentes. Yo creo que falta mucha más divulgación, es algo que se habla mucho hoy en día, está muy en la palestra también, pero ¿Qué falta? Yo siempre alego cuando en los colegios hacen estas expos vocacionales o cosas, que mandan a las personas de admisión que están interesadas en que claro, tú entres a la universidad, pero no te va a hablar de una carrera en particular, o sea sería mucho más distinto si tú llevarás estudiantes de la carrera a conversar, por ejemplo, de qué es lo que hacen, en qué se puede trabajar. Una vez tuvimos estudiantes de terceros medios y los paseamos por toda la facultad con los distintos profesores y las distintas cosas, y les explicamos que todos hacemos cosas diferentes y quedaron para adentro, porque en verdad no tenían idea que un biólogo marino podía hacer esto o lo otro o lo demás. O sea que haya biólogos marinos en los salares, que hayan biólogos marinos en la minería, que haya biólogos marinos en el mar, o que solamente sean de cosas microscópicas, de virus, en verdad como te digo, súper diversas, quizás es poco conocida y ahí hemos fallado un poco, pero yo creo que muchas veces el boca a boca ayuda. Yo creo que por ejemplo el trabajo que hacemos como programa de conservación, llevar a los estudiantes a que estén ahí en las ferias, ayuda a que haya conversación también con ciertas, con la comunidad en general, saber que también está esa posibilidad ya sea para las niñas, para el niño, pero que fomente un poco más el que conozcan que también está la carrera acá por lo menos.
Nos van quedando dos preguntas, una es más introspectiva, es si desde niña se vio siendo lo que es ahora. ¿Pensó alguna vez que sería científica, que estaría estudiando tiburones, mantarrayas?
No, yo creo que no. Yo creo que nunca me vi haciendo lo que hago y que lo hago con tanto amor a estos bichos, y es muy bonito también porque habla de cómo uno va cambiando, se va moldeando a lo que te hace feliz y en eso yo soy súper enfática con mi hija, de que ella ojalá logre ser lo que ella quiera ser, pero que la haga feliz, que sea feliz haciendo, que significa ir cambiando un poco obviamente los gustos de ahora con los gustos de más adelante, que está bien, así uno crece y se va moldeando. Yo creo que me vi haciendo cosas, como que todas queremos hacer cambios, queremos dejar la huella, pero nunca me vi trabajando con tiburones como lo hago ahora, o nunca me vi estudiando en el examen, o nunca me vi haciendo divulgación y trabajando con niños y me gusta tanto o más que solo la investigación, me gustan ambas cosas y esa parte es bonita porque también me ha permitido poder incluir a mi hija en muchas de las cosas y actividades que hacemos nosotros para que ella vea también que ella puede hacer grandes cosas. Si hay algo que tratamos de hacer mucho con los niños es que por ejemplo, hubo un tiempo para la pandemia sobre todo que acá en condominios habían muchos niñitos de la edad de mi hija que ahora va a cumplir nueve, y nos íbamos a la playa todos los padres, y de ambientes laborales distintos, entonces nosotros nos dedicamos a mirar los bichitos, las rocas y cosas que para uno están en el día a día, pero te das cuenta que para ellos no, entonces les enseñábamos y podíamos pasar la tarde entera hablando de cangrejitos, de las cositas, del por qué esto, del por qué lo otro, de cómo se ve, cuál es la diferencia y están anticipando al final del día. Antofagasta, a pesar de ser una ciudad que está en la costa, que tiene playa al lado, la gente ocupa las playas para ir a tomar tecito, hacer parrilladas u otras cosas, pero no observa lo que hay en las rocas, y que puede ser súper entretenido. Entonces claro, esa parte yo igual creo que ha ido cambiando un poco, pero cuesta, porque siento que el antofagastino no mira el mar teniéndolo al lado, o no lo quiere de la misma manera en que otros lugares quieren su ecosistema.
La última pregunta está relacionada con el mensaje que le queremos dejar a las futuras científicas…. ¿Qué mensaje le dejaría a esas niñas, adolescentes que quieren dedicarse a la ciencia, sea en el área que sea, pero que sienten temor, o que no saben cómo llegar a la ciencia?
Hoy en día cuando involucra a la familia es difícil, es mucho más difícil, pero yo creo que hoy en día hay muchas más posibilidades de financiamiento para poder estudiar, que busquen lo que les apasiona. Yo creo que no todos nacemos para ser científicos, pero todos nacemos para preguntarnos cosas, y las preguntas se resuelven con ciencia, sea en el ámbito que sea. Obviamente algunos tenemos mentes más matemáticas, más biólogas, más aquí, más allá, pero que no sea una limitante el que te digan qué debes hacer, sino que se pregunten realmente cómo me veo en el futuro, haciendo qué, y después tratar de poder apostar por responderte estas preguntas que te puedan surgir en la vida de cosas tan básicas, ¿Por qué el cielo es azul? Hasta no sé, ¿Qué habrá escondido en este lápiz? Yo creo que el sentimiento de que seas lo que quieras ser y que nadie te diga lo contrario, que nadie te pare, que nadie te frene, es que busques lo que te apasiona, que busques lo que te haga feliz y de ahí vemos cómo lo logramos, pero que la familia no sea de repente una traba. Yo se los digo acá a los estudiantes de repente cuando dicen “No, yo iba a estudiar otra cosa”, o “estudié otra cosa primero pero que en verdad me gustaba esto, pero no me apoyaban mucho”. Bueno todo es experiencia. Ahora, estaban en carreras porque venían con el hecho de que la presión de la familia pesa, porque querían que estudiaran otras cosas, y terminan estudiando un semestre, dos semestres, pero no son felices porque no es lo que ellos quieren. Ahí tienes dos opciones, o terminas una carrera y trabajas toda tu vida haciendo algo que en verdad no querías, o conversar y hablar y hacer lo que realmente quieres hacer. A mí sí siempre me dijeron que no en muchas cosas, pero nunca me dijeron que no a lo que quisiera ser mientras me haga feliz, ellos me iban a apoyar de la manera que pudieran, entonces es como eso el mensaje. Hoy en día hay muchas más posibilidades para lograr hacer lo que queramos hacer y responder todas nuestras preguntas y fomentar la curiosidad, ese bichito que todos tenemos dentro de poder responder preguntas y eso, que nadie te detenga en verdad, básicamente que nadie te detenga y que hagas lo que tú quieres hacer.

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