FFMCS 2024Visto 1480 veces — 04 diciembre 2024

De espíritu emprendedor, personalidad alegre, risa contagiosa y busquilla por naturaleza, Bettina Lépori Muño siempre supo que algo dentro de ella la motivaría a ser su propia jefa. Habiendo estudiado una carrera tradicional, Ingenieria en Prevención de Riesgos, pero queriendo siempre salir del molde, viajó junto a su madre a un curso de arreglos florales en Santiago, fue entonces que supo que su madre sería su compañera no solo en ese viaje, sino que en el mundo del emprendimiento, naciendo así Crisantemo hace casi 7 años, la Floristería que le cambió la vida.

¿Quién es Bettina? ¿Cómo te describirías a ti misma?

Yo me defino como una persona muy alegre y selectiva, dispuesta a los retos.

Ya, buena definición. Antes de iniciar en el mundo del emprendimiento tú estudiaste prevención de riesgo. ¿Cómo fue este salto de estudiar una carrera tradicional en el fondo, y salir del esquema “de tengo que trabajar en una empresa, en una faena, en una minera”, a “Voy a armar una floristería”?

Yo creo que la mayoría de las personas de nuestra edad han pasado por ese comentario de la sociedad donde uno tiene que estudiar una carrera convencional. Yo salí de cuarto medio, hice la PSU, me metí a estudiar una carrera, estudié ingeniería en prevención de riesgos, terminé mi carrera, pero cuando ya la estaba terminando, yo sabía que no quería trabajar de eso. Siempre tuve ese plan de que yo iba a armar una empresa, no importa de lo que fuese, yo quería armar una empresa, yo quería ser mi propia jefa. Y creo que en busca de eso, cuando se dio la oportunidad, yo tengo la florería con mi mamá, nosotras trabajamos juntas. Ella trabajó en un banco durante 15 años, y cuando se salió del banco, teníamos los medios para crear algo. Y nos planteamos muchas cosas. Y dentro de las posibilidades de empresas, salió Crisantemo. Y nos decidimos por Crisantemo después de hacer un curso de floristería y cuando encontramos el local, porque el local estaba en un lugar preciso, y era eso o nos íbamos a dedicar a una tienda de novias. Pero aquí hay un gran problema con los espacios, las tiendas y conseguir un espacio para una Tienda de novias era trabajar prácticamente en un departamento o pagar muchísimo por un espacio. Y no estábamos preparadas para eso. Así que pasamos de trabajar y de estudiar como cosas socialmente muy aceptables, a pasar a crear un emprendimiento. Y yo creo que fue un poco ruidoso para las personas, porque hay una proyección entre las cosas que uno debería hacer en su vida y de repente hay un quiebre, pero las cosas se van dando de una manera tan natural y tan bonita que uno continúa igual. Y de repente el ruido que uno siente que el resto de las personas genera al ver ese cambio, ya se apaga. Uno empieza solito a crecer, crecer, crecer, y los emprendimientos se van dando.

¿Y cómo fue este mundo de la floristería? O sea, tú me contaste a mí que hicieron un curso, que hasta viajaron a hacer un curso.

Si, fuimos a Santiago, es que una de las posibilidades era la florería, era lo que más nos gustaba. Empezamos a buscar online cursos y encontramos un curso físico y estaba en Santiago. Así que viajamos y nos preparamos allá durante unas semanas, y volvimos. El consejo que nos dieron fue practiquen, practiquen, practiquen, practiquen, porque lo primero que van a hacer no va a ser bonito, no va a ser fácil, no va a ser nada, pero continúen, continúen, se van a ir puliendo. Y yo creo que esto pasa con todos los emprendimientos y con todos los tipos de carreras, que uno también se mete porque sí o sí hay que ir puliéndose, uno va desarrollando sus habilidades.

¿Y siempre les gustó este mundo de las flores?

Sí, yo creo que sí. Cuando antes de abrir la florería, nos gustaban las flores, pero nunca nos imaginamos con una florería, lo que sí nos imaginábamos siendo independientes. Eso de poder controlar el horario, poder controlar a lo que te dedicas y abrir una puerta a emprender es algo muy grande. Porque uno piensa que es algo muy simple y después te das cuenta que es enorme todo a lo que tú te dedicas. Yo lo veía así como vender flores. Y pasé de vender flores a tener que moverme a redes sociales, tener que aprender a vender, tener que aprender a armar, tienes que aprender de contabilidad, todo, todo, todo. Y es algo muy íntegro. Entonces yo creo que uno se arriesga y en el camino se da cuenta que esto es mucho. El que sobrevive en un emprendimiento es una persona que desarrolla sus habilidades.
Tú comentabas igual que fue ruidoso este cambio de bueno, tu mamá se salió de estar en un banco trabajando 15 años y tú de haber estudiado una carrera tradicional. ¿Tu familia cómo lo tomó?

Al principio mi familia fue como “¿Están seguras?”

Enloquecieron.

Si enloquecieron, ¿Esto lo están pensando bien? ¿Y si paran y analizan esto, están seguras? Porque a mi mamá le estaban ofreciendo un trabajo estable por otro lado, y yo venía saliendo de una carrera, entonces yo tenía que empezar a buscar trabajo. Y el haber parado durante casi un año para armar esto, fue un proceso de hartos comentarios, ya sea de familia, de amigos, conocidos, que se fueron dando. Pero no son comentarios que deberían frenar a las personas.

Creo que igual pasa un poco que a medida que tú te vas desarrollando, que te vas estableciendo y que va funcionando, esos comentarios van cambiando ¿O sientes que no es así?

Y aparte de eso, uno tampoco sabe si va a funcionar. Cuando uno emprende, la mayoría de las veces el primer emprendimiento de las personas nunca es con tanto conocimiento como debería de ser. Y actualmente existen muchas compañías, empresas y todo, muchos grupos de personas que acompañan los emprendimientos y te van enseñando. Hace una década atrás eran mucho menos y no se veía mucho al respecto. La gente se lanzó al emprendimiento en pandemia. Nosotros en pandemia ya existíamos, en nuestro caso intentábamos sobrevivir a la pandemia. Era al revés. Entonces cuando empezamos nos tiramos en el desconocimiento, pero que el resto diga “no sé si va a funcionar”, da igual, porque nosotras tampoco sabíamos. Pero eso no era un problema o realmente una causa para decir “ya, vamos a dejar esto de lado”. No, porque uno ya se arriesga, lo intenta y va viendo qué tiene que aprender en el camino. Yo creo que la idea de sobrevivir es aprender, nunca cerrarte. Aprender sí, estoy muy de acuerdo. Es que de verdad que cuando uno inicia y no tiene este conocimiento, uno no sabe que existen fechas, que existen pagos, y es casi como cuando uno se compra su primera vivienda y tiene que averiguar que en realidad hay contribuciones, hay muchos deberes dentro de. Y cuando uno emprende, uno piensa que es casi una experiencia exquisita de decir “voy a expresar todo de lo que yo tengo y quiero que esto funcione”. Y después te das cuenta que el primer cálculo que uno hace es realmente erróneo. Y después uno tiene que proyectar a largo tiempo con los cálculos reales, con las responsabilidades económicas reales, porque emprender incluye pagar muchas cosas también ser responsable por ese lado.

¿Qué crees tú que ha sido lo más difícil de emprender? Hemos tenido muchas respuestas distintas en esta pregunta, algunos dicen que el Servicio de Impuestos Internos, algunas que cuesta organizarse, otras que no sabían cómo cobrar, etc.
Mira, según mi experiencia, yo creo que lo más difícil para mí fue entender que yo no tenía la razón, que siempre hay alguien que sabe un poco más y que uno no se tiene que cerrar a aprender ese poco más. Me pasó. Y cuando nosotros abrimos Crisantemo, nos asesoramos por Sercotec, y nos ayudó a armar la empresa. Nos contactó durante harto tiempo y tuvimos información. Decidimos contratar un contador porque no teníamos los conocimientos para el tema de cómo manejamos la plata. Se fue dando lentamente, pero siempre en un orden. Yo creo que fue el entender que emprender es más que simplemente vender un producto o servicio, sino que emprender incluía aprender y dejarse mover por todo este caos donde uno al final le agarra un amor increíble. No es algo que te va a dar miedo. Uno se acostumbra al caos, te acostumbras a las buenas rachas, a las malas rachas. Te preparas para esas cosas, te preparas para innovar, para tener el cambio constante. Porque el que se queda estático se muere. Y eso significa que uno no siempre va a tener la razón y que el de al lado puede ayudarte. Y cuando uno es muy cerrado para aceptar ayudas ajenas, pierde. Entonces sí o sí hay que abrirse a recibir ayuda, porque hay ayuda en muchos lados. Uno actualmente abre Instagram y te dicen 10000 videos de cómo emprender. Y está bien, está bien informarse, y poner en práctica todas esas cosas que uno ve. Porque a veces uno guarda el video y ahí queda, como que la gente no da ese pasito. Cuando uno da el pasito, tu emprendimiento da un paso.

Algunas me decían que es súper importante armar red, porque a veces tus amigos que tampoco entienden mucho te van a encontrar siempre que está lindo, que está bien. Pero alguien que ya vive el mundo del emprendimiento te puede decir “¿Sabes qué? Podría ser que esto en vez de hacerlo así, lo hagas así. por esta razón”.

Completamente. Por eso muchas veces están estas reuniones de emprendedores. Yo entiendo que una persona que jamás ha emprendido no entiende la magnitud de, por lo tanto muchas veces su apoyo va en motivar y en recomendar, en comprar. Hasta ahí puede llegar. Pero cuando tú conoces a otro emprendedor que ya vivió lo que tú viviste y ya lo superó y ya quedó en el pasado, pero 1000 años atrás, y te puede aconsejar y te puede decir “yo te recomiendo a esta persona, yo te recomiendo hacer esto. Lo que tú estás haciendo, ¿sabes qué? Está bien, pero lo puedes mejorar”. Eso es algo invaluable que yo creo que el emprendedor que no logra hacer ese cambio, el aceptar eso, no va a poder seguir. Cuando uno se mete a un colegio e inicias, vas aprendiendo absolutamente de todo, aceptas toda la ayuda. ¿Por qué en este minuto, al emprender, al realmente aprender algo de cero, uno no va a aceptar toda la ayuda? ¿Es porque uno es adulto? Eso es una tontera, porque realmente una persona adulta se sigue informando y se sigue desarrollando igual que un niño durante el resto de su vida. O sea, nunca es muy tarde para aprender algo.

A lo largo de la vida de Crisantemo, ¿Hay experiencias que te hayan marcado positiva o negativamente?

Crisantemo tiene unas historias muy entretenidas entre medio. Intento no filtrarlas mucho, pero sí, hay de todo. Siempre, en todos los ámbitos existen personas maleducadas y por otro lado, existen personas muy agradecidas. Porque vender flores, no solamente es la flor en sí, sino es acompañar un momento, a veces una propuesta de matrimonio, a veces un velorio, es dejar a una persona celebrar un nacimiento de un ser querido, o ahora estamos en todas las licenciaturas, celebrar el logro de un hijo que lleva estudiando 15 años. Entonces siento que cuando yo lo veo a lo lejos, hay más agradecimiento de parte de las personas que situaciones negativas y así pues. Yo creo que nosotros vendemos el recuerdo, esa emoción que te queda cuando tú recibes un arreglo que conmemora un momento muy especial, versus lo que es vender el producto en sí. Por ejemplo, yo te puedo vender una flor que puede significar nada para ti, pero en un momento único puede ser un gran recuerdo.

Y por otro lado, en algún momento de estos siete años que llevan, ¿Ustedes se han planteado llegamos hasta acá, nos devolvemos, esto ya no da para más?

No, yo creo que es al revés. En nuestros siete años hemos pensado ¿Cuál es el siguiente paso? ¿A dónde apuntamos? ¿Apuntamos a cambiarnos de local? ¿Apuntamos a crear otra sucursal? ¿Hay que digitalizarnos? ¿Hay que avanzar con toda la era? Movámonos hacia allá. Yo creo que siempre no es el parar, es hacia dónde hay que avanzar. Porque sí o sí uno avanza. La cosa es hacia dónde.

¿Qué consejo les darías tú a las personas que están buscando emprender?

Yo creo que mi primer consejo es que a la idea principal que tengan le tengan un amor especial, porque emprender no es fácil, es algo que lleva una gran parte de tiempo, dinero, paciencia, una gran exploración personal. Entonces es algo a lo que uno se tiene que entregar para que funcione. Y lo otro es que nunca paren de aprender, porque el mundo se sigue moviendo, sigue avanzando, y la idea es que uno vaya avanzando con él. Entonces, sí o sí, siempre buscar qué se puede mejorar, qué es lo que se puede cambiar, qué es lo que está de moda. Ir moviéndose con tu público, el público busca cosas específicas y la idea de mantenerse igual está en dar ese pedacito especial.

Así como ustedes un día saltaron a la piscina, debe haber mucha gente que piensa en estar saltando a la piscina constantemente, pero la frena el miedo, el que dirán, el miedo a no tener las lucas y todo. ¿Qué le dirías específicamente a esas personas que tienen una idea, que están ahí a punto, pero les da miedo dar ese paso final a dedicarse 100 % al emprendimiento?

Creo que si la persona tiene miedo, siempre hay otros medios que te pueden ir acompañando en el proceso de emprender. Hay muchos grupos, hay mucha información y no es necesario hacerlo solo. Pero yo creo que cuando uno tiene ese bichito de que va a emprender, lo va a hacer sí o sí. Si no te sientes preparado para hacer la idea, tú tienes que tener claro que lo vas a terminar haciendo igual, porque el bichito ya está ahí. Yo creo que el emprendedor no se hace. Yo creo que el emprendedor se nace y se va moldeando, moldeando, moldeando, moldeando hasta que llega. ¿Entonces, yo creo que las personas que ya tienen esa idea ya son emprendedores, tan solo tienen que tirarse y qué es lo más grande que se puede perder? ¿Qué es lo peor? Yo creo que el qué dirá no es lo peor. Siempre hubo alguien que pensó algo malo de algo muy grande que se inventó después. ¿Entonces, por qué no ser uno algo grande?

¿Qué lecciones te ha dejado este mundo del emprendimiento?

Yo creo que la mayor lección fue que nunca seas tan adulto como para aprender algo nuevo. Mi mamá tiene más de 60 años y aprende cosas nuevas, entonces porque yo que tengo 30 debería cerrarme a seguir aprendiendo, y emprender es aprender.

Llegamos a la última pregunta. Si tú pudieras ver a la Bettina Niña, si la tuvieras en frente tuyo en este momento ¿Qué le dirías?

Le diría, “si sabías que tenías ese bichito, desarróllalo. No hagas lo que el resto espera que tú hagas, que es seguir este ciclo de terminar los estudios, continuar con la PSU, continuar con la universidad, algo que está establecido que las personas tienen que hacer”. Cuando en realidad a veces no es que tú no tengas que estudiar, sino que debiste haber estudiado algo tal vez que te ayudaría en tu emprendimiento, que te podría enseñar. A veces son estudios formales, a veces son cursos. Es ir averiguando qué es lo de uno, qué es lo que necesita. Yo creo que le diría a la Bettina que hay que escucharse, y que no es un problema el hacer algo que el resto no espera.

Compartir

About Author

iphonerodrigo