Julia Joo es Ingeniera Eléctrica, Camila Leyton es Ingeniera en Administración. Dos perfiles diferentes, dos mujeres diferentes, dos vidas diferentes pero un camino en común: solucionar los dolores de los emprendedores, algo que conocían de cerca, unieron a Julia y Camila. Fue así que tras vivir la experiencia con el taller Mecánico de Julia y ver los resultados logrados en conjunto, decidieron replicar y ajustar el modelo para apoyar a micro, pequeños y medianos emprendedores a levantar sus números, optimizar sistemas administrativos, formalizarse, postular a fondos, y sobre todo, a sentir que emprender es mejor cuando haces red, todo ello a través de JCPulmari.
Cuéntenme un poco ¿De dónde nace la idea de formarse como empresa?
Camila: La idea nació ambas estando trabajando de forma dependiente. Y resulta que cuando uno quiere emprender siempre está ese miedo de las lucas y de cómo lo hago. Entonces un día conversando con Julia, le digo “hagamos negocios”. Y Julia en ese momento tenía un taller mecánico funcionando, ella tenía dos perfiles, su perfil de trabajadora dependiente y su otro perfil de gerente de taller mecánico. Entonces cuando yo hablaba con ella, ella siempre estaba trabajando así muy tarde, 24/7, o sea, todo el día trabajando, todas las tardes hasta el otro día. Y le digo “hagamos negocio, yo la ayudo hacer la gestión, todo lo que es el back office de una empresa, a generar presupuesto”, para que ella pudiera delegar un poco esa parte y se enfocaran en el core de su negocio, que en este momento era salir a buscar más clientes, a poder comprar más activos, a reestructurar el taller. Porque estaban en una situación medio complicada.
Julia: Si. Yo me dediqué a trabajar en ventas principalmente, y después trabajé como 10-15 años más o menos en recursos humanos y administración. Entonces, cuando vino el escondida tres punto cero, mi empresa cerró, y yo con el papá de mis hijos, mi expareja, formamos esta otra empresa, que era un taller mecánico. Entonces yo era la gerente de ese taller mecánico, y ahí vivíamos 24/7, o sea, yo era de todo, era ayudante, era administrativa, era logística, todo menos la mecánica en sí. Y entonces después obviamente fue complejo. Yo salí de la operación 100% y me fui a trabajar de nuevo. Entonces ahí trabajaba como hasta las 2:00 AM haciendo presupuesto y cosas así. Entonces la Cami cuando me veía me decía ¿le ayudo? Y yo le decía ya. Pero, nunca tenía tiempo como para sentarme con ella y revisar y que me ayudara. Un día estábamos en un almuerzo de domingo, y me cuenta que con una amiga hicieron un estudio de mercado, y ahí empezó la cosa. “Tú pones esto, yo pongo esto”, y empezamos a armar.
Camila: ¿Cuál era el beneficio? Que las pymes necesitan un perfil bastante específico que pueda captar lo que se necesita y armarlo rápidamente. ¿Pero qué pasa? El costo es muy alto y eso no te permite tenerlo contratado el mes completo. Entonces tampoco lo necesitas el mes completo, lo necesitas ciertas veces, puede que en la semana lo puedas usar, no sé, tener tres veces, porque no siempre vas a facturar, no siempre vas a estar cotizando, o por ejemplo, no siempre vas a necesitar el reporte. Hicimos la prueba con el taller, porque yo en ese tiempo estaba en mi trabajo, por lo general soy muy habilidosa con Excel, entonces la mayoría de mi trabajo dependiente yo lo tenía automatizado (…) Eso ayudó a que pudiéramos ir avanzando. Llevar todo eso fue un proceso también de trabajo con el personal. O sea, porque no fue solo así como lo voy a aplicar administrativamente, acá está el plan, sigan los pasos, sino que también hubo una implementación en un taller, un trabajo con el técnico y de lograr salir adelante. O sea, “Viejo, lo vas a cumplir igual, pero no nos vamos por el camino de siempre, vámonos por este otro lado, nos vamos a demorar un poco, pero vamos a llegar igual”. Entonces ese trabajo igual fue más complicado.
Claro, suele haber resistencia al cambio, es común
Julia: Esa fue la parte más difícil. Más difícil porque ahí es donde yo me llevaba peleando. Claro. Porque yo estaba a cargo de y yo decía no, no y no, no más. Y no se compran, no se hace así, y ordénense. Y esas cosas, por ejemplo, eran así como “No, me están trancando la pelota”. Fue difícil esa parte, fue una de las más difíciles. Pero al final yo sabía que los números son números. Yo estudié ingeniería y los números son números. Entonces al final yo sabía que íbamos a tener y mes con mes íbamos viendo que de a poquitito los números rojos se iban transformando.
Camila: Si y hacíamos reuniones mensuales. Entonces cada mes el reporte, el avance, pero un reporte súper básico, en un lenguaje súper entendible, o sea, puro gráfico y vamos mostrando avances.
Es que eso igual es muy importante, porque finalmente las pymes o las personas que están iniciando muchas veces vienen de un mundo que suele ser distinto, vienen de trabajar mensualmente y a fin de mes tienen un sueldo seguro. Pero cuando les toca ver gráficos, números, y entran al mundo del emprendimiento y que el servicio de impuestos internos, y que cuánto tengo que pagar en el IVA, y que la factura, ya es un mundo muy nuevo y es fácil perderse.
Camila: Efectivamente, es lo que estábamos buscando. Porque hay muchos emprendimientos en Chile y en la Región, pero la mayoría muere entre los dos y tres años.
El conocido valle de la muerte
Camila: Claro ¿Por qué? Porque empiezan con una idea, o si parten de dos, los dos son, por ejemplo, mecánicos, o los dos son administrativos, pero no está la parte que te ayude. Por ejemplo, con el servicio de Impuestos internos, la mayoría le tiene terror porque entrega la información un poco complicada. A veces uno llama al call center y no es tan amigable. O cuando te responden el correo dice rechazado ¿Por qué me lo rechazó? ¿Qué pasa? Entonces ahí empezamos a dar ese soporte. “Oye, mira, sabes qué, si tú quieres formalizarte, tienes que cumplir con todos estos pasos. Son estos. ¿Qué llevan? Lleva esta parte, lleva esta otra. ¿Cuál es lo más importante?” Entonces, nosotros decidimos, más que formalizar empresa, más que ayudarte con un servicio puntual, generar una comunidad y darte un acompañamiento. O sea, en emprender tú no estás solo. Al principio el servicio se confundía con un contador, pero no somos un contador, O sea, hacemos parte de una labor de contabilidad, pero no somos contadores, nosotros somos asesores empresariales, nosotros te asesoramos y te guiamos. Y si tienen un servicio mensual con nosotros, pasa a ser parte de nuestra comunidad. Entonces cualquier duda, cualquier consulta, alguna crisis, tú nos llamas y nosotros te vamos a responder y te vamos a apoyar.
Julia: Y además que hemos pasado por el proceso. Entonces sabemos lo que significa. Conocemos el dolor de partir, sabemos qué se siente, y en distintos ámbitos. O sea, yo la otra vez conversaba con un cliente que es transportista, la primera vez que conversamos, le dije “apuesto que le pasa esto”, y se sorprendió y me dijo “Oh, sabe lo que me pasa” Porque él ya había hablado con más gente y como que no lo lograba. Muchas veces lo han pasado mal, han tenido malas experiencias o simplemente ya nunca más le contestan el teléfono.
Camila: Todo parte de la visión que uno tiene. Porque cuando uno crea una empresa, tiene una visión, misión muy importante que te ayuda a cumplir tu objetivo. Y nosotros eso lo teníamos clarito, bueno, que viene de mi formación.
¿Cómo salen ustedes del taller mecánico a encontrarse con otros emprendedores? ¿Cómo se produce esa mezcla y cómo llegan a otros emprendedores?
Julia: Cuando empezamos ya a trabajar nosotros, mientras estábamos atendiendo al taller, empezaron a salir otros chiquititos que necesitaban algunas. Nosotros, toda la formalización era el taller y nosotros, o sea, yo no usaba correos del taller, yo usaba correos de JC Pulmari. Entonces los clientes, las empresas sobre todo, no entendían que por qué JC Pulmari levantaba las cosas, y decíamos “Es que ellos son ellos son nuestros asesores administrativos, entonces ellos son la parte administrativa y ustedes tienen que entenderse con ellos”. Y firmamos en conjunto, o sea, iban los dos logos en la firma y nosotros teníamos entonces teníamos como esa alianza estratégica desde ese punto de vista. Y así poquito a poquito se fue posicionando.
¿Y sus familias, cómo tomaron que se salieran de un mundo estructurado y fueran directamente el emprendimiento? Porque igual hay un temor, somos tradicionalistas todavía.
Julia: Yo llevo emprendiendo desde hace mucho tiempo. Y yo empecé con emprendimiento en multinivel, estuve en dos empresas de multinivel y por casi por ese mismo problema, yo de la última salí y viví por ese proceso, porque yo eso lo hacía los fines de semana, eran como fuerte. Cuando abrí el taller fue por una cuestión de ¿Qué hacemos ahora? O sea, estamos sin pega, ¿qué hacemos? Y después volver a trabajar. Y ahí a mí me costó salir. Cuando volví a trabajar y después tomar la decisión de salir, yo estuve como dos años diciendo ya, ahora sí me salgo mañana, mañana, mañana.
Camila: Yo no tengo hijos, entonces mi grupo familiar es pequeñito, yo vivo con mi pareja y mi hermano. Y bueno, conversé con ellos porque yo era la sostenedora del hogar y se me ocurre emprender. Igual yo tenía mi fondo, así que lo tomé y dije ¿sabes qué? Quiero emprender porque este es mi negocio, yo sé que va a dar, pero por un tiempo ustedes me tienen que apoyar y si no, dale, vamos con todo súper bien. Pero resulta que después mi hermana se independizó y se fue a vivir a otra ciudad. Entonces igual fue un resto de lo que ella me apoyaba, por ejemplo con el arriendo, ahí se puso un poco más pesada la carga. Pero conversando si ha costado, es difícil porque hay meses que son muy buenos y otros que no tanto. Y los meses que no tanto uno tiene que tener esa visión y decir, “sabes que este mes me va bien porque son meses buenos, entonces yo voy a guardar para mis meses no tan buenos”.
Como el servicio igual es amplio, ¿Cómo empezaron a establecer los rangos de precios? ¿No les pasó al principio que sentían que quizás estaban cobrando menos de lo que deberían cobrar? O que se sientan de repente culpables como por cobrar x cantidad.
Julia: Sí, o sea, yo en ese aspecto ahí tenemos diferencia con Camila. Yo en ese aspecto siempre he sido como… Mira, yo una vez escuché la historia de un tipo que cobró $1 millón de dólares por apretar un tornillo. Y al tipo le reclamaron, pero contestó “Por apretar el tornillo te cobré $1, pero por saber qué tornillo apretar te cobré los otros 99”. Entonces yo en ese aspecto, por ejemplo, el taller era de tierra, tenía solamente un elevador, como era un solo mecánico, yo miraba y decía ¿cómo puede hacer más con menos? Entonces le metía cuestiones neumáticas, compraba cosas que le pudieran servir, que no tuviera que hacer tanto esfuerzo para poder rendir más. Y eso tiene un precio. Y además que yo siempre me vi, por ejemplo, en el taller, yo hago lo mismo, y más que lo que hace una concesionaria. Yo no soy el taller de la esquina que cambie aceite, no soy eso. Lo que yo hago es resolver situaciones, cacho. Esa era la especialidad, sigue siendo la especialidad, y sigue siendo la especialidad del taller, Entonces eso tiene un precio. Y yo siempre decía yo soy como una concesionaria. Y siempre mi mente fue y mi colega me decía sí, pero es que es muy caro, no sé qué. Él siempre tenía miedo de cobrar, y yo no, yo soy una concesionaria, número son números, y ese es mi valor. ¿Y qué pasa? ¿Que no quieren porque es muy caro? Bueno, se van, y después volvían.
Camila: O sea estaba el precio de mercado y además el cálculo del precio de venta, considerando nuestros costos con el margen damos número. Pero nosotros, como el taller tiene esas características de resolver los cachos, nosotros también tenemos nuestra característica del acompañamiento. O sea, constantemente te estoy dando asesoría. Y eso es lo que nosotros al principio no consideramos. Por ejemplo, no estaba considerado el que tú me vas a llamar a cualquier hora y que te voy a solucionar un caso que por ejemplo, a una persona que no es nuestro cliente, se lo cobro. Pero tú que ya estás trabajando con nosotros y me llamaste por teléfono, eso no está cobrado. Ese factor no estaba considerado en el precio. Entonces claro, fuimos viendo, fuimos avanzando, ajustando.
¿Y nunca se les ha ocurrido así como desde el 2020 que empezaron hasta ahora decir “No, chao, me devuelvo al mundo convencional”?
Julia: Sí, o sea, honestamente, así como decir me devuelvo, a lo mejor han sido como instancias de trabajo más bajo, por ejemplo. Pero creo que al final nunca lo pensé seriamente.
Camila: Es que hay un trabajo mental también, o sea, la mente juega un rol muy importante en este en este mundo del emprendimiento, porque uno tiene que estar preparado de que no te va a llegar el sueldo solo a fin de mes. O sea, no con cumplir asistencia, hacer lo que te corresponde, te va a llegar el sueldo. Acá tú tienes que hacer el sueldo para ti y además cumplir con tus obligaciones tributarias. Entonces ahí está esa diferencia, ese cambio de switch que hay que trabajarlo.
¿Cuál creen que es el consejo clave para cualquier persona que esté buscando emprender pero que le dé miedo, que todavía no quiera salir de este molde más tradicional? ¿Qué les dirían a esas personas?
Julia: Es difícil porque a mí me costó, o sea, cuesta muchas veces porque uno dice, pucha, tengo hijos, que la comida, que no sé qué, que no sé cuánto. Pero yo creo que si yo sé por qué me levanto todos los días y por qué lo voy a hacer, eso es importante, o sea, saber dónde voy a ir. El enfoque, eso es súper importante porque eso va a hacer que yo me levante, que cuando yo diga, “Ay, pero no tengo jefe, nadie me está persiguiendo para ganar, para que yo llegue, pero lo voy a hacer igual”. Y lo otro es como el otro cuento, estas ahí en medio del mar, tienes la única nave y no te queda otra. Asume, porque yo pasé dos años pensando en que “Pucha, gano esto, cubro esto, tengo esto, la comida, no sé qué, no sé cuál”, pero finalmente cuando dejé ese trabajo, igual comía, igual hacía todo lo que tenía que hacer. A lo mejor no tenía asado todos los fines de semana, pero tampoco he pasado miseria porque sigo trabajando. O sea, si yo siempre he trabajado, sigo trabajando. La única diferencia es que ahora trabajo para mí. Entonces es como pararse en el Benji, hacer el ejercicio del Benji, porque es la única forma, porque si uno lo piensa, lo piensa, lo piensa. Ahora, tampoco se trata “es que me voy a hacer millonario” y empiezo a hacer un montón de cuestiones. Que es lo que nos pasa con los emprendedores. Nosotros hemos visto emprendedores que han gastado mucha plata para empezar, mucha. Y cuando nosotros decimos eso lo pudo haber hecho así gratis, se agarran la cabeza y después nos dicen “estoy haciendo lo que ustedes me dijeron”, la idea siempre es aprovechar las oportunidades pero de manera ordenada, y en eso está la Cami, porque yo soy más desordenada, ella nos ordena.
Camila: Claro, el enfoque. Si ya saben a lo que van, que no tengan miedo, que se tiren a la piscina y que sepan que no están solos. Pero lo más importante es que trabajen, porque es la que te va a ayudar a levantarte cada día. Cuando tú tienes claro tu propósito, te rodeas de tu grupo, de un grupo bueno, y tú trabajas tu mente, el camino se hace mucho más fácil. Así que sin miedo, sin miedo al éxito, hay que tirarse a la piscina. Pero siempre teniendo claro tu motivo, tu enfoque y tu grupo el que te va a apoyar. Eso es como lo más importante. Porque al final, cuando uno ya está motivado, uno ya sabe que va por eso y las cosas llegan solas. Y si uno está ordenado, es mucho más fácil.
Y la última pregunta, si pudieran verse quizás hace cinco años atrás, 10 años atrás, previo a que naciera esta idea de emprender y de lanzarse a la piscina como JC Pulmari, ¿Qué se dirían?
Camila: Que mi prototipo de hace cinco años atrás, le diría que no estaba mal ser distinta, que no era algo malo pensar diferente, salir de la caja, que por mucho tiempo pensé que es algo que me clasificaba como distinta, como rara. Hoy en día es una de mis mayores fortalezas. Es una forma de pensar o de ver las cosas que rompe el esquema. Y lo vi muy duro, muy duro.
Julia: O sea, decirle eso, que tenía razón. Que tenía razón, que era la opción, o sea, que era poder desarrollarse en lo que uno quería hacer, para mí es eso. Esa persona de hartos años, mucho más que cinco, ella tuvo la visión. Entonces yo le podría decir que sí, que no estaba equivocada, que no estaba equivocada en absoluto, que allá era para donde teníamos que ir.