CRÓNICAVisto 4282 veces — 08 junio 2023

Este jueves, el Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) anunció el inicio del fenómeno climático El Niño. Con el comienzo de este fenómeno, fruto del aumento de las temperaturas en las aguas del Pacífico, las consecuencias en todo el mundo serán diferentes: desde ciclones y tormentas eléctricas hasta intensas lluvias o, por el contrario, sequías.

Es oficial, el fenómeno de El Niño está de vuelta en el Pacífico. Así lo anunció este jueves el Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), junto al aviso de que es muy probable que provoque fenómenos meteorológicos extremos, como intensas lluvias o ciclones tropicales.

El Niño se da cada 2 a 7 años en promedio y su acción principal es el calentamiento de la superficie del océano Pacífico oriental ecuatorial. Se alterna con el patrón climático La Niña, que hace justo lo contrario: bajar ligeramente las temperaturas globales. Ahora, después de tres años de La Niña, El Niño ha vuelto.

Este fenómeno se forma cuando los vientos alisios que soplan de este a oeste a lo largo del Pacífico ecuatorial disminuyen su velocidad o se invierten al cambiar la presión atmosférica, aunque los científicos no saben exactamente qué es lo que desencadena el ciclo.

“Dependiendo de su fuerza, El Niño puede causar una variedad de impactos, como aumentar el riesgo de fuertes lluvias y sequías en algunos lugares del mundo (…) Y también aumentar las temperaturas globales”, afirmó Michelle L’Heureux, climatóloga de la NOAA.

La acumulación de agua caliente en el Pacífico oriental transfiere calor a la atmósfera a través de la convección y genera otro de sus efectos: las tormentas eléctricas.

“Cuando El Niño desplaza esa agua cálida, lo hace hacia donde se producen las tormentas. Ese es el primer dominó atmosférico que cae”, sostiene Tom DiLiberto, meteorólogo de la NOAA.

Se espera que cuando El Niño alcance su punto álgido sea un fenómeno fuerte, aumentando las temperaturas de la superficie marina del Pacífico oriental al menos en 1,5 grados Celsius. Un repunte del que se esperan varias consecuencias: desde ciclones en las islas del Pacífico hasta fuertes lluvias en la costa sudamericana o sequías en Australia.

“El fenómeno de El Niño per se no provocará todos estos efectos, pero aumenta las probabilidades de que se produzcan”

Efectos y preparación de los países ante El Niño

Este patrón climático afecta mucho a los países de Sudamérica, ya que nace en las aguas inusualmente cálidas en el Pacífico oriental, cerca de la costa del sur del continente. Y cuando llega, los países de la región saben que deben prepararse.

En el caso de Sudamérica, El Niño aumenta las precipitaciones y el riesgo de inundaciones –a pesar de que la Amazonía registra condiciones más secas—. En esta línea, Perú ha reservado 1.060 millones de dólares de sus fondos para hacer frente a sus efectos y a la crisis climática en general. Además, declaró estado de emergencia por las posibles lluvias en 18 de las 25 regiones del país.

“Esta medida responde al peligro inminente ante intensas precipitaciones pluviales del período 2023-2024 y al posible fenómeno El Niño. Existe un muy alto riesgo”, apuntaba el decreto del Gobierno de Perú, publicado este jueves.

En contraposición a sus efectos en Sudamérica, los efectos del Pacífico Central son muy diferentes. En India o Australia, país propenso de por sí a los incendios forestales, El Niño aumenta el riesgo de sequías. Mientras que en otras regiones, como Filipinas, genera alertas por ciclones.

Durante el fenómeno, el sur de Estados Unidos experimenta un clima más frío y húmedo, pero el oeste y Canadá son más cálidas y secas.

Este año, una de las preguntas más repetidas respecto a El Niño es: ¿qué efectos tiene la crisis climática sobre este? Según los expertos, el cambio climático está duplicando sus efectos de El Niño, pero no está claro si el cambio climático influye en el fenómeno en sí.

“Estamos en un territorio sin precedentes”, sostuvo L’Heureux al respecto, y aseguró que es una materia sometida a investigación en estos momentos.

La crisis climática no parece modificar El Niño y la Niña en sí mismos, pero sí modifica el aumento de las temperaturas oceánicas a nivel mundial. Y, aunque muchos científicos aseguran que esto no afectaría a sus ciclos y periodicidad habituales, sí parece amplificar todos sus efectos y podría tener efectos devastadores en todo el mundo.

Gianfranco Marcone, meteorólogo de Canal 13 y fundador de Chileweather, explica que con la llegada de El Niño ocurren los llamados vientos alisios, los cuales “circulan a nivel del Ecuador, arrastrando los primeros metros de agua del océano. Como las aguas a nivel del Ecuador son muy cálidas, esos vientos, dependiendo para dónde circulen, mueven el agua cálida. En el caso de El Niño, la mueven de oeste a este, es decir desde, India, Australia, hacia nuestro país”.

No es la primera vez que El Niño llega a Chile. En 1982 y 1997 este fenómeno se presentó intensamente en la zona central de Chile. “En el 82, por ejemplo, en Santiago lo normal era que cayeran 304 milímetros a nivel de lluvia, y cayeron más de 700, es decir, un desastre gigante. Se desbordaron el Mapocho, el estero Marga Marga en Viña del Mar y el Cachapoal en la Región de O’Higgins, entre otros”.

Sin embargo, los años han pasado y con ellos el calentamiento global ha avanzado. Después del 2000, este se presentó en 2015, pero según el meteorólogo“no se mostró como tal. Por eso, este año hay incertidumbre, porque si bien este es muy intenso, estamos en un escenario de cambio climático, y está siempre la posibilidad de que no se comporte como tal, justamente por esa variable”.

Si bien a inicios del 2000 se entendía que en un episodio de El Niño las lluvias de la zona central aumentaban mientras que las de la zona sur disminuían esa relación se ha perdido desde que entramos en este periodo de mega sequía, aproximadamente desde el año 2010, donde hemos tenido episodios de El Niño potente, un ‘Niño Godzilla’ que se le denominó en 2015-2016, que no se tradujo en importantes lluvias en la zona central”.

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