Karen estudió pedagogía en ciencias, específicamente Biología y Química. Desde pequeña, sintió el llamado a enseñar, algo que la apasionaba y que la llevaría a las aulas años después, como docente. Tras años como “la profe” y con varias especializaciones bajo el brazo, entre ellas un máster en neuropsicología, y publicaciones que hoy la tienen como autora de cuatro libros, notó entonces que su pasión había mutado: las pizarras, la sala de clases y el modelo estático ya no eran lo que la movía, y ese sentimiento se materializó a través de Mente y Futuro, el proyecto que la llevó a dar un radical cambio de vida y que la destinó de vuelta a las clases… esta vez bajo sus propias reglas.
Se describe a sí misma como una persona perseverante, temerosa pero que nunca ha dejado que sus temores la dominen y camina de la mano con ellos. Una persona de fe, de gratitud y de ver el vaso siempre medio lleno. En tres palabras, Karen se define bajo los conceptos de Perseverancia, gratitud y valentía.
Para comenzar, cuéntame ¿Cómo partió tu mundo como profe, cómo llegaste a la pedagogía?
Partí primero porque me gustaba mucho la ciencia. Cuando estaba en el colegio me gustaba mucho, mucho, mucho la ciencia, especialmente la biología. Y en la enseñanza media me gustaba enseñarles a mis compañeros, me gustaba cómo los profes se relacionaban con los estudiantes, y ahí me decidí a estudiar pedagogía. Cuando entré a la carrera, el primer año me ofrecieron hacer clases para terminación de estudio a los adultos. Hice clases y fue súper enriquecedor porque las personas fueron muy agradecidas. Entonces la parte emocional que me tocó bastante, así que me gustó mucho lo que hacía. Ya después empecé con las prácticas, me seguía gustando y entendí un poco que mi camino iba como por el lado de la formación humana, cercanía con el ser humano y en el desarrollo también. Estuve muchos años como profesora de aula, y con el paso del tiempo me fui después especializando hasta que encontré lo que me gustaba, que era en realidad potenciar ciertas áreas que en mi mismo trabajo de profesora, yo había visto que había falencias, entonces desde esa falencia empecé a buscar cómo yo podía aportar en eso.
¿Y cuando te decides a dar el salto y a decir “Ya, ya no quiero trabajar como profe, quiero, quiero empezar a hacer lo que me gusta”? ¿Cuándo dices “Es ahora”?
Yo creo que hace unos cuatro años atrás quise salir del aula pero seguir información, y se me fueron dando oportunidades. Postulé para ser relatora y speaker, me dieron la oportunidad, lo hice, me gustó, recibí muy buena retroalimentación, así que empecé a estudiar. Primero estudié un máster en neuropsicología en España, después estudié un magíster en desarrollo curricular y hace poquito tiempo terminé una certificación profesional de coaching. Y cuando ya tenía todas las herramientas, dije “Ya, ahora voy a creer en mí y lo voy a hacer”. Así que en julio del año pasado decidí salirme del colegio donde estaba trabajando y empezar a hacer lo que paralelamente al trabajo había hecho, porque había ido de speaker, de relatora, de facilitadora, y me salí y dije “Ya, me voy a dedicar a esto”
Karen comenta que inició con cursos pequeños y de forma online. En sus inicios también fue invitada a la Filzic a dar charlas y talleres, lo que la motivó e impulsó a creer más en sí misma y en el proyecto. Así fue que comenzó a trabajar con algunos colegios y luego empresas del sector industrial, y que todo ha sido un aprendizaje, especialmente desde el área administrativa de emprender.
¿Qué fue lo que más te ha costado de iniciar en el mundo del emprendimiento? Me imagino que iniciar, enfrentarte por ejemplo al Servicio de impuestos internos, porque uno está acostumbrado a recibir un sueldo, no a generar su propio sueldo…
Bueno, eso fue lo más difícil. Lo más complejo fue saber cómo formar una empresa, y ahí obviamente uno empieza a pedir ayuda. Hay personas de muy buena voluntad que ya tienen la experiencia, que en este caso se ofrecieron a ayudarme, como a orientarme. Luego que tuve la empresa, lo más difícil también fue saber cómo sacar la patente, cómo pagar los impuestos, cómo era el tema de todos los meses entrar al sistema del servicio de impuestos internos, y hacer el trámite. Eso es lo que más me ha costado. Y lo otro también es que hay ordenarse con las platas, porque así como un mes te puede ir muy bien, el otro mes no tienes nada. Entonces, en ese sentido hay que ser muy ordenada, pero con el paso del tiempo uno va tomando el ritmo.
También me costó el tema de las redes sociales, cómo promocionarlo. Ahí entró una persona que conocía de redes sociales, que se manejaba, y ahí entendí también que sola, sola, sola no iba a poder. Debía tener gente que también supiera y que se quisiera aventurar a trabajar conmigo, ya sea de forma part time o de forma permanente, generando el grupo.
Pese a que no llevas tanto tiempo en este camino, hay algún momento en que hayas dicho “No, yo me devuelvo, quiero parar”? En que hayas tenido estas ganas de soltar este mundo.
Sí, y me pasa todavía, porque no veo una ganancia digamos fija. Por ejemplo, me pasa que digo “a lo mejor voy a tener que volver, a lo mejor esto no va a resultar”. Son como los temores que uno tiene. Pero después, cuando uno dice eso y se da, y mira para atrás todo lo que ha logrado en este poquito tiempo, uno dice “Bueno, esto depende de nadie más que de mí, así que si yo no creo en esto, nadie más va a creer”.
¿Y qué haces cuando estás en ese momento de pensar que no esta funcionando, que quieres abandonar? ¿Cómo sales de ese estado de ánimo?
Lo primero, miro las fotos y los vídeos que tengo de las capacitaciones, de los talleres y todo lo que he hecho. Y lo segundo, para distraer mi mente hago mucho deporte. Eso es lo que me ayuda a calmar digamos la parte como emocional, me baja la ansiedad, me baja la angustia, me baja la preocupación, porque en el fondo trato de salirme de ese punto que me tiene preocupada o angustiada, salgo de eso, cambio el ambiente y después ya retomo.
Y ahora ¿Cómo logras convalidar el mundo del emprendimiento contigo como persona? ¿Logras convalidar o todavía te pasa que te consume el emprendimiento?
Todavía me pasa, igual tengo una vida como bien movida, porque a mí me gusta mucho lo que es el deporte. Entonces mi vida en este momento se divide en tres: el trabajo que es la prioridad, en este momento de sacar adelante lo que estoy haciendo. Los hijos, que en este caso yo tengo un hijo al cual obviamente tengo que dedicar el tiempo de calidad, acompañarlo en sus cosas. Y la parte personal, que es lo que a mí no me da estrés, que es el deporte. Entonces tengo que saber cómo convalidar las tres cosas y darle tiempo a las tres cosas. Pero a veces pasa que afortunadamente sale mucho trabajo y no alcanzo a hacer lo tercero, que en este caso sería el deporte. Entonces, tengo que dedicarle tiempo a la familia, al deporte y al trabajo. Y eso lo saco adelante con red de apoyo, afortunadamente igual tengo a mis papás que me apoyan bastante, pero tampoco uno quiere abusar de eso. Incorporando también gente al equipo, por ejemplo, la persona que me ayuda con el tema de las redes sociales, personas que van de apoyo logístico a las capacitaciones, que mucha gente me dice “Oye, yo quiero aprender lo que tú haces”, entonces yo los invito a que se puedan ganar unos pesos y hagan el apoyo logístico, y además puedan observar y aprender lo que uno hace. Entonces tú vas formando ese equipo conforme a la necesidad de recursos humanos, en este caso, que tú necesitas incorporar.
Ahora que hablaste de la familia ¿Cómo tomaron el tema de emprender? Igual puede generar un poco de aprehensión, porque es un cambio de vida total salir de un modelo fijo a uno que es mucho más incierto a veces.
Sí, con un poquito de aprehensión, pero yo creo que ellos me vieron tan segura en lo que yo quería hacer, porque yo no fui y les pedí la opinión, sino que yo dije “Yo voy a hacer esto y esto es lo que yo quiero hacer”. Y en el fondo igual ellos me conocen, sabes que soy una persona bien tajante, en el sentido que si yo digo quiero tal cosa, lo hago, aunque me cueste. entonces igual ellos obviamente con la preocupación de decir “cómo lo vas a hacer con las lucas”, en este caso. Pero yo creo que ellos me vieron tan segura que apoyaron de inmediato con la preocupación por supuesto, pero con el apoyo de decir “Ya, si tú quieres esto, dale para adelante”.
Me comentabas hace poco que te has nutrido de la experiencia de otros emprendedores, que has ido formando una red de apoyo ¿Tú crees que eso es importante, rodearte de personas que también emprenden?
Totalmente. Porque si no nos ayudamos entre nosotros sería un mundo extremadamente competitivo. Y lo es, pero mientras existan estas personas que te ayudan y te orientan, en el fondo hay una torta, pero la torta se puede repartir. Eso fue lo que me dijo una de las personas que me ayudó, que ella también emprendió. Cuando yo le dije “Oye mira, quiero hacer este emprendimiento, no sé cómo se hace, no sé cuántos tipos de empresa existen”, ella me dijo bueno, tomemos un café, yo te enseño. Traje su computador y todo, me enseñó y me dijo “Mira, esto es una torta y los emprendedores no nos podemos comer toda la torta, así que en el fondo es repartamos la torta entre todos”. Y eso me quedó como súper grabado, súper, súper grabado porque en el fondo sentí mucha orientación por parte de ellas. Y además mi papá también hizo algo muy similar hace muchos años y hoy en día también tiene su empresa, también aprendí mucho de él, le he preguntado un par de cosas y él más que nada me ha orientado en la parte de la perseverancia, porque a veces uno, como te decía recién, también se agota, se desanima igual. Pero yo lo veo a él, veo a la gente cercana que ha emprendido y digo bueno, si ellos pudieran, yo también puedo hacerlo. Así que eso más que nada.
Si hoy tuvieras que darle un consejo a alguien que esté buscando emprender pero que no se atreva, que tenga miedo, que tenga la idea, las ganas pero le falta dar el salto ¿Qué le dirías?
Es mejor pedir perdón, antes que pedir permiso. Porque a veces uno dice “Ya lo hago”, y no resultó. Lo peor que te podría pasar es que no tengas ventas, que no resulte, pero no va a pasar nada más grave. Y decir, bueno fracasé en esto, lo intentaré en otra cosa. En el fondo lo que yo les aconsejaría es que tomen el riesgo, que lo tomen con fe, que tengan paciencia, por supuesto, pero que sobre todo que es muy importante es rodearse de gente que quiera superarse. Yo creo que eso es súper importante. Cuando uno se rodea de personas que son exitosas, y no me refiero a dinero, sino que me refiero a personas exitosas en sus objetivos, que han logrado cumplir sus objetivos, que luchan por sus objetivos, que son perseverantes, uno aprende mucho de eso.
¿Y cuál sería el consejo que le darías a la Karen de hace 5 años atrás, a la Karen que aún estaba indecisa y que no daba el salto?
Yo tengo una frase que siempre ocupo, la leí una vez en un texto que decía “Soy el amo de mi destino y soy el capitán de mi alma” Yo me diría eso mismo, porque todo lo que he logrado hasta ahora ha sido porque he tenido la valentía de hacerlo. Y me he rodeado de gente que me ha apoyado y que me ha impulsado a hacer eso con el temor que tengo. ¿Así que qué le diría a la Karen de hace unos años atrás? Que se pudo, que se puede cuando uno quiere y que para poder lograr algo uno tiene que esforzarse y se tiene que sacrificar porque nada que valga la pena es fácil.